Escribe la familia Puerto Rovira
SOBRE LOS HECHOS OCURRIDOS EN ONDA
El pasado 2 de julio periódicos y medios de comunicación nacionales y regionales recogían la noticia de la muerte en circunstancias trágicas de una madre y un hijo en la localidad castellonense de Onda, María Julia Rovira, de 56 años, y Rafael Puerto, de 31. Los hechos, a los que sin duda deberían haberse atenido, difundidos desde el primer momento por una escueta y exacta nota de la Guardia Civil, no justificaban en modo alguno las interpretaciones abusivas y a veces moralmente insidiosas que hemos visto en algunos de estos periódicos y medios de comunicación y que hoy hacen necesario este comunicado.
Los hechos, la muerte violenta de dos personas, madre e hijo, en presencia de la mujer de éste último, la existencia de dos cuchillos en el lugar de los hechos y los gritos previos al desgraciado accidente, dieron pie a mixtificaciones irresponsables y falsas que cristalizaron en titulares como éste: "Una madre y su hijo mueren tras acuchillarse en una pelea, en Onda" (El País, 2 de julio de 2004), y que no hacen sino sumar el dolor de la mentira a la tristeza de la verdad.
Ni hubo "fuerte pelea entre ambos" ni se acuchillaron madre e hijo ni existía un problema de drogas, como se ha escrito. El hijo atravesaba desde hacía unos días un agudo estado de ansiedad asociado a un exceso de trabajo,que derivó a un cuadro de patología nerviosa y alucinatoria. Su mujer, conociendo el ascendiente afectivo que la madre de su marido tenía sobre su hijo, y con el consentimiento de éste, llamó a su suegra, que a acudió para tranquilizarlo. Después de haber estado hablando madre e hijo sosegada y largamente, en presencia de su mujer, el hijo acuchilló de modo inopinado a la primera.
Desarmado por su mujer y recuperado acaso su estado de consciencia o sacudido por el choc que pudo producirle el acto brutal que acababa de cometer con la persona a la que más quería y que más le quería, volvió por otro cuchillo y se quitó la vida delante de su madre, ya muerta o agonizante, y de su mujer. Así ha quedado probado y recogido en las diligencias policiales, de un caso ya archivado.
Los hechos admiten pocas interpretaciones fuera de lo que ha sido un espantoso accidente causado por una patología y circunstancias que sólo hace fatales el desenlace de esa trágica naturaleza. Por si a alguien le interesara saberlo: Rafael fue siempre un joven encantador, de quien su madre, a la que él adoraba, se sentía orgullosa, como él lo estaba del amor de su madre, de su familia y de su propia mujer, como nosotros del amor que sentíamos, y seguimos sintiendo, por él y por su madre. La familia Puerto Rovira agradecería vivamente, en medio de su desolación, que se publicasen o difundieran esta líneas, sobre todo en aquellos medios que mostraron
demasiadas prisas para "una primera versión" y no han encontrado todavía tiempo ni espacio para difundir únicamente la secuencia real de los hechos.
Familia Puerto Rovira.