El «proceso de paz» debe ser bienvenido siempre que no se renuncie a los principios fundamentales de la cultura de la libertad y se recuerde que en esta mesa se está sentando, de un lado, la cultura de los Derechos Humanos, de la coexistencia en la diversidad, la de instituciones representativas nacidas pacíficamente de elecciones, y, del otro lado, fanáticos, asesinos convencidos de que todos los medios valen para alcanzar los fines.Més informació, aquí.
Hay que tratar de guardar la cabeza fría y afirmar en medio del entusiasmo y esperanza que viven muchos españoles estos días que esa simetría no existe.
Que, por un lado, está el derecho, la justicia, la libertad, y, del otro lado, el crimen, la exclusión y el fanatismo. Todo «proceso de paz» con una organización nacionalista implica un riesgo enorme, y lo implica porque todo nacionalismo es más que una doctrina o una ideología política.
Todo nacionalismo es una religión, es un acto de fe, y ninguna religión puede renunciar a sus dogmas sin negarse a sí misma, sin desaparecer. Desde luego, no se debe confundir el nacionalismo que opera dentro de las reglas del juego de la democracia y renuncia a la violencia y el nacionalismo fanático de homicidas y asesinos, pero todo nacionalismo, en última instancia, es excluyente, y por lo tanto proclive a desatar la violencia.
Es importante recordar que ni ETA ni su brazo político han hecho la menor concesión en lo que se refiere a lo fundamental, y lo fundamental es su objetivo político, y su objetivo político es la secesión, la independencia del País Vasco, algo sobre lo que obviamente el Estado de Derecho de la sociedad democrática española no puede hacer concesión alguna.
(Josep Pla)
dimecres, 5 de juliol del 2006
Vargas Llosa i el "procés de pau" a Euskadi
Mario Vargas Llosa ha advertit que cal mantenir el "cap fred" i no deixar-se arrossegar per "l'entusiasme" general per l'alto-el-foc permanent d'ETA i l'inici del procés de diàleg. Ho ha dit en un acte del Fòrum d'Ermua celebrat a la Casa d'Amèrica de Madrid.