dijous, 14 de desembre del 2006

Pujol i el debat sobre la memòria històrica

La iniciativa de revolver en estos recuerdos ha surgido de sectores de izquierda. O simplemente de familias que conservan el recuerdo de un desaparecido. Y se comprende. Y cualquier persona o grupo que quiera actualizar aquella memoria está en su derecho. Es legítima. Otra cosa es si convenía hacerlo. Es dudoso. No es seguro que responda al interés general. Pero es legítima. Repito: la gente que reclama esta recuperación y esta reparación está en su derecho. Por consiguiente, no hay que oponerse a que se lleve a cabo. Pero siendo consciente de que hay que evitar ciertos riesgos.

El primero es que sea unidireccional. Da la impresión de que sólo se asesinó a gente del bando republicano (anarquistas - CNT, FAI-, comunistas, trotskistas, nacionalistas catalanes o afiliados a ERC, o simplemente demócratas, militares republicanos o personas que fueron víctimas de venganzas personales). Fueron varios millares las personas asesinadas a partir de 1938-1939 en Catalunya. Su muerte fue silenciada durante 50 o 60 años. Incluso en muchos casos no se sabía dónde habían sido enterrados. Es legítimo y justo que ahora este silencio sea recuperado.

Pero también por justicia hay que recordar las 7.500 personas asesinadas de 1936 a 1939, también en Catalunya. Gran parte de ellas por gente incontrolada, pero de formaciones políticas o sindicales que se proclamaban fieles a la República, que participaban en sus organismos de Gobierno y que en todo caso actuaban en territorio republicano. Se ha dicho que éstos, en contraste con las víctimas del franquismo, ya fueron recordados - algunos durante 40 años dando nombre a plazas y calles- y honrados. Pero esto no justificaría que ahora sus nombres fueran borrados de la memoria colectiva, en la cual deben tener todos su lugar.

Vía Barcepundit.