La política también defiende al individuo. Si el totalitarismo pretendía destruir toda libertad individual, la política de la libertad derrocó el muro de Berlín. Actualmente, la tentación más a mano es la antipolítica: resulta ser regresiva, cosa de nuevas masas y no de individualidades. Por buscar la turbo-felicidad, negamos la mesura de las cosas. En un mundo difícil, desearíamos retrotraernos a lo más fácil. La antipolítica es para quienes conciben las urnas ya como un estadio fósil de la vida pública, como una superfluidad caduca en una época de instantaneidades. La antipolítica niega la voluntad de vivir en la libertad sin ignorar la decepción. La vieja canción de la democracia directa frente a la democracia representativa es otro de los antifaces ilusionistas de la antipolítica. Pese a todo, la tolerancia y el pluralismo -el debate- sólo sobrevivirán en la tan traqueteada democracia constitucional y representativa. En no poca medida, será gracias a la política.
(Josep Pla)
divendres, 29 de febrer del 2008
La política, malgrat tot
Valentí Puig: