Las dudas han terminado. El caso se archivará. Una auténtica catástrofe policial que ni siquiera podrían paliar descubrimientos futuros en torno de la desdichada suerte de Madeleine McCannn. La sospecha de que la policía portuguesa utilizó la declaración de argüidos no como el resultado lógico de una serie de pistas y deducciones, sino como un instrumento de presión para forzar la confesión del crimen es, ahora, perfectamente legítima. Y completa y moralmente devastadora, porque la policía no podía ignorar qué iba a suponer la aplicación del estatuto de argüidos a los padres. Una cuerda de horca balanceándose durante más de un año. La condena mediática, sin remisión y para siempre, del matrimonio McCann.
La irresponsabilidad policial (que está lejos de explicarse en los simples e inocentes términos de un error) ha contado también con el imprescindible apoyo del periodismo. Al igual que la policía tampoco supo escribir (nunca, en ningún periódico) un relato coherente sobre lo sucedido aquella noche de mayo en el Ocean Club. También él apeló a la confianza en la policía para soslayar el vacío y la incoherencia. Grave error. El ciudadano puede confiar en la policía. Pero el periodismo jamás. Un periodista confiado es un propagandista
(Josep Pla)
dimecres, 2 de juliol del 2008
Els McCann i la impunitat policial i mediàtica
Arcadi Espada: