dimecres, 10 de desembre del 2008

Grècia i els vàndals

Hermann Tertsch:
Un joven muere por un disparo cuando acosa con sus camaradas a una patrulla policial. El autor del disparo dice que actuó en defensa propia. Según los «antifascistas», el policía quería matar. Ha bastado que ardieran en Atenas unas decenas de tiendas y coches para que el Gobierno griego acobardado detuviera al policía. De nada ha servido. En 24 horas, los «antifascistas» han paralizado diez ciudades y se tambalea el Gobierno electo. Aquí, la prensa izquierdista habla de «revuelta popular» por la muerte del «antifascista». Miente. La revuelta popular se producirá si el Gobierno no impone el orden. Millones de griegos están a merced de unos miles de vándalos totalitarios. Imaginen un escenario así aquí. Los «antifascistas» en la calle y las instituciones, cuatro o cinco millones de parados y centenares de miles de inmigrantes desesperados, unidos a la causa del «agravio». La memoria histórica podría convertirse en añoranza.