Si la neurociencia lograra demostrar algún día que el toro cabecea cuando le clavan las banderillas, urgido por un reflejo que nada tiene que ver con el dolor humano, la principal víctima del descubrimiento sería la Fiesta. Todo su entramado, incluso estético, se organiza en torno a la humanidad del toro. No en vano el primer acto de la lidia es ponerle al toro un nombre. Esa humanidad pasa inexorablemente por el sufrimiento. Se acepta que la inteligencia del toro sea limitada: ¡y se desecha el resabiao! Pero la sangre debe ser inequívoca. Al toreo lo matará la ciencia. Bien porque demuestre con precisión insoportable que el dolor del toro es el del hombre, bien porque sostenga que la bravura es un engaño más eficaz que la muleta
Mientras tanto, quizá podamos disfrutar de esta hora incierta.
(Josep Pla)
dimecres, 31 de març del 2010
Al toreig el matarà la ciència
Arcadi Espada: