El mundo ha avanzado en progreso y libertad a través de las democracias modernas en las que la voluntad popular está debidamente canalizada y encauza-da, y su expresión es en el fondo una pura formalidad. Cuando los cauces se desbordan lo primero que corre peligro es la libertad; y el caos extiende su mancha.
Los indignados, con su reclamada democracia real, son un peligro para la convivencia, para el respeto de la ley y el orden, para cualquier garantía de los demás. Sólo hace falta ver cómo se han comportado, con qué diligencia atendieron las indicaciones de la Junta Electoral, con qué ternura trataron a los peregrinos durante la visita del Santo Padre a Madrid, con qué delicadeza cuidaron los espacios públicos que ocuparon y qué consideración demostraron hacia los tenderos de Sol, que en plena crisis se vieron durante días y semanas privados de su actividad comercial.
Europa se ha echado a temblar con el anuncio de Papandreu de que someterá a referendo el rescate griego. Todo el mundo contiene la respiración porque cuando la gente decide siempre ocurre lo peor. En España, socialistas y populares se dicen de todo y es verdad que los socialistas son realmente nefastos, pero también lo es que los dos partidos comparten unos mínimos y hay retrocesos que nunca se van a producir y ni siquiera van a ser una opción votable. Hete aquí los cauces, los canales por los que todo fluye: gracias a ellos la libertad, el orden y el progreso están asegurados. Si Zapatero hubiera convocado un referendo para aplicar sus tímidas e insuficientes medidas económicas, estaríamos ya fuera del euro. Los líderes políticos están para tomar decisiones, y para asumir el desgaste de haberlas tomado: luego, la turba se calma cuando vota cada cuatro años pero el sistema permanece, atado y bien atado.
(Josep Pla)
dijous, 3 de novembre del 2011
La gent és el pitjor
Salvador Sostres: