La idea de una sociedad totalmente transparente, en la que los hackers tengan derecho a interferir y publicar cualquier información que les merezca su atención es una monstruosidad en toda regla, muy próxima a las utopías totalitarias. Por la misma regla de tres que le permite a Assange perforar las comunicaciones de otros podría alguien hacerlo con las suyas, devolviéndole la pelota como ya le sucedió con todo el dossier sobre las presuntas violaciones en Suecia, que suscitaron la ruptura con The Guardian, porque este periódico no informó sobre el caso al gusto del fundador de Wikileaks.
(Josep Pla)
dimecres, 29 de febrer del 2012
Assange ja no cau bé ni a El País
Lluís Bassets: