No es la ausencia de calefacción en un instituto lo que inicia las protestas. Es que alguien ha aprovechado la anécdota y lanzado a los niños como carne de cañón, escudos humanos contra la policía de la democracia.
Acto innoble, miserable, que nadie propuso ni siquiera durante el franquismo, cuando la lucha contra la dictadura evitaba enviar niños contra la policía; íbamos adultos, universitarios y trabajadores; muy ruidosos y no muchos, por cierto, aunque algunos dispuestos a morir, y murieron.
Pero seguro que no estaban entre ellos estos izquierdistas que casualmente suelen ser hijos y nietos de los fascistas que perseguían a los demócratas. Una cuestión de casta y de sangre.
(Josep Pla)
dijous, 23 de febrer del 2012
Un nou intent de guanyar la guerra civil
Manuel Molares do Val: