dimarts, 8 de maig del 2012

Les víctimes no tenen dret a píxels

Arcadi Espada:
Leo con el natural sobrecogimiento las crónicas del asesinato de un chaval de 16 años en Madrid, en el Puente de Vallecas. De la primera a la última palabra sobrecogido, empezando por el lema que le costó la muerte, ese ¡Arriba la Patria! que se negó a gritar antes de caer desangrado por dos balas y tras dar los pasos del malherido. Entre los agresores, y contándose presuntamente entre ellos el que disparó, hay dos menores, de 12 y 13 años. Uno de esos menores, por ejemplo, que la repulsiva hipocresía al uso no quiere ver en las páginas de busca y captura de la policía catalana, porque ni siquiera los menores que destruyen escaparates, golpean a la policía o disparan a sus iguales pueden salir de su casa sin su píxel. Los periódicos respetan escrupulosamente la identidad de los sospechosos de Vallecas: no se conocerán ni su cara ni su nombre, ni siquiera al cauto nivel de sus iniciales. Pero tal privilegio no acompañará al muerto: ahí está el chavalito tendido, bajo la luz de bilis de la noche, con su brazo exangüe y sus calzones de topos. Muerto y sin píxeles.