Entre las injusticias más nefastas de la crisis está la imagen pública, cargada de racismo, que se proyecta sobre Angela Merkel y Alemania en los países meridionales. Una imagen, construida con el eco nazi, que hace a los hijos culpables, cuando menos simbólicos, del crimen de sus padres y que presenta la exigencia de que Alemania pague como una última y estupefaciente reparación de guerra. La austeridad, con independencia de lo que piense Krugman, no es nazi. Y ni siquiera alemana. Quien más ajustó el domingo los puntos a España fue Holanda, cruelmente sometida, por cierto, a la invasión y al arrasamiento de la Wehrmacht. Alemania defiende sus intereses; y ya digo que es probable que el préstamo a España se incluya entre ellos. Pero esa política la ejerce la señora Merkel contra el mismo populismo que en los países sureños no solo dicta sin réplica los movimientos de la opinión pública sino también las decisiones de los políticos y que tiene el cinismo de presentar la amortización (¡con intereses: qué escándalo!) de las juergas griegas y españolas como un nuevo capítulo del endémico plan alemán de dominación de Europa, en una nueva versión, siniestra y paradójica, de Los protocolos de Sión, destinada a quincemesinos.
(Josep Pla)
dimarts, 19 de juny del 2012
Austeritat nazi
Arcadi Espada: