divendres, 19 d’abril del 2013

L'esquerra i la merda

Observo el aspecto repulsivo, ignorante, matón, cermeño, beocio y capellán de los comentarios de publico.es y no doy crédito a que puedan pertenecer a personas de izquierdas. Aún hoy, remando entre los vómitos, no acabo de creeerlo. El error, mi incompetencia, viene de la juventud. Éramos de izquierdas, entre otras cosas, por la educación. Frente a la caspa vociferante y chusquera del franquismo y su insondable vulgaridad la izquierda era también una higiene y una estética. Nunca hablaríamos ni oleríamos como ellos y para eso habría de servir también la revolución. Esto era absurdo, lo sé, y por muchas razones. Puede que esa tierna izquierda antifranquista fuera así, limpia y alfabetizada; pero en modo alguno había sido así la izquierda republicana. Bastaba leer sus viejos periódicos. En ellos hozaban los antecedentes de nuestra Grandes y nuestra Torres, cuyos inspiradores deshechos, que nunca rebasan el nivel de los comentarios de publico.es, gozan sin embargo del atónito privilegio de aparecer en la prensa socialdemócrata. Por lo tanto no hay mayor novedad. El cajetín urinario de publico.es y de tantos otros lugares de privación conecta perfectamente con algunos modos y maneras de sus abuelos. Tradición y modernidad. Sin embargo, los padres, grupo al que pertenezco en teoría y con honra, no nos acostumbraremos jamás, ¡qué vachaché!, a reconocer a la izquierda entre la mierda./ ARCADI ESPADA