SALVADOR SOSTRES.- Godó, en una demostración más de su integridad personal y de la categoría e independencia de su periódico, ofreció sin dudarlo la cabeza de su empleado en bandeja de plata. Rajoy, fiel a su estilo, miró fijamente a Godó y le ordenó:
- Javier, ¡mírame a los ojos!
Y Javier le miró con la mirada del hombre con poder cobarde, que es la más arrastrada de todas.
- Javier, ¿es Antich consciente del daño que ha hecho, de su monumental disparate? -inquirió Rajoy con voz firme y elevando el tono.
-Sí, sí, presidente, claro que se ha dado cuenta, yo se lo he dicho, se lo hemos dicho todos... -balbuceó Godó bajando la cabeza para demostrar sumisión.
-¡Javier, hombre, que te he dicho que me mires a los ojos! -le interrumpió Rajoy-. ¿Está Antich realmente acojonado por lo que ha hecho?
- Por supuesto, presidente, está arrepentido y avergonzado.
- Pues si es así no le eches. Nos será más útil en el cargo si sabe que nos lo debe.
Y así terminó el almuerzo y la angustia de Godó, que volvió a Barcelona feliz con su nuevo amo. Una vez más, La Vanguardia volverá a acomodarse al poder y a quien le paga, y continuará siendo el primer periódico de la prensa catalana.
(Josep Pla)