Ingrese Turquía o no en la UE, la legislatura del Partido de la Justicia y el Desarrollo ha creado un punto de inflexión muy positivo en la historia turca: es el final de una evolución que comenzó en 1950. Ha quedado demostrado que un Gobierno islamista moderado puede ser tan occidental o más que los que hasta ahora se postulaban como adalides de la modernidad en Turquía, esto es, la clase media laica que detenta todavía importantes cuotas de poder. Y eso es muy interesante, porque demuestra que se puede operar una evolución positiva en el sentido de una modernización total de Turquía.
Entendámonos: no hay "dos Turquías", no hay dos países. Hay dos clases medias, lo que es algo muy diferente y menos dramático. Una de ellas, más funcionarial y estatalista, la que denominados "laica"; la otra, de estilo más neoliberal y musulmán (no necesariamente "islamista"). Y no pueden autoexcluirse o eliminarse la una a la otra, eso sólo llevaría a la destrucción de Turquía, sin resultado alguno. Lo ideal sería que ambas clases medias tendieran a una cierta fusión para alcanzar ese estadio de modernidad propio de las potencias emergentes. En realidad están obligadas a entenderse y dirigir conjuntamente al país, es el inevitable camino hacia la modernidad y más en un país que está creciendo económicamente como lo hace Turquía. ¿Una armonización imposible? Ni mucho menos: recordemos, por ejemplo, que el presidente de la India, desde 2002, es el doctor Abdul Kalan, musulmán y padre científico del programa nuclear indio. El país que preside, de amplia mayoría hinduista, comparte un genocidio con el vecino Pakistán, país musulmán, y tres guerras. India, esa enorme democracia donde nunca ha habido un golpe de Estado militar, en cuyo Estado de Uttar la primer ministro es una mujer de la casta de los intocables, y que ya disputa con Japón el podio de la primacía económica.
(Josep Pla)
divendres, 29 de juny del 2007
Turquia i el camí cap a la modernitat
Un article necessari. El de Francisco Veiga avui a El País.