Sevilla, Calvo y Trujillo salen del Gobierno; entran Carme Chacón, Bernat Soria y César Antonio Molina
El 60% no vio el debate sobre el estado de la nación pero un 35% opinó sobre el ganador sin verlo
Opinions contradictòries de dos nacionalistes respecte Zapatero i el Debat sobre l’Estat de la Nació.
Salvador Cardús:
Zapatero ha querido dejar constancia de manera diáfana e incluso insistente de los apoyos con los que piensa contar para el próximo marzo. El baile de cortejo con Duran, intentando llevarle a temas de política internacional cuando el propio diputado catalán se resistía a entrar en ellos, fue propio de un documental del National Geographic. Duran, pillo, se sonreía por debajo de la nariz. Las nuevas promesas a Catalunya, poniendo en un aprieto al Govern al hacerlas a CiU, dejaron muy claro que el PSOE cuenta con el granero de votos catalán, ya sea de los directos como de los que le vengan prestados. Es posible que en Catalunya en pocos meses veamos lo que parecía imposible en tres años, y que la inversión en estabilidad de ERC con sus ocho diputados, ahora díscolos, la acabe cobrando CiU. Así es la política.Antoni Puigverd:
Catalunya era otro de los pivotes principales de ZP. Pero es el que más desgaste ha sufrido. Los engaños y driblings de Zapatero alrededor del Estatut son comparables a las frivolidades y malabarismos de los partidos catalanes. La degradación de Renfe asfixia la vida cotidiana de la Catalunya metropolitana y el debate del aeropuerto resume las insuficiencias con que la Catalunya económica se enfrenta a la dura competencia del Madrid volcánico. Catalunya dio alas a Zapatero, pero ahora lo contempla con atonía, desconcierto o reticencia. Con el regalo de Renfe, el presidente intenta tonificar a su electorado catalán. Zapatero cultiva como nadie el arte de la adulación, típico de nuestro tiempo. Tendrá que superarse a sí mismo para reconquistar con regalos y caricias al millón de votantes catalanes que el saturniano Aznar despertó en las pasadas elecciones.