El caso es que el sectarismo hispánico se ha disparado a favor y en contra de Garzón con su habitual ferocidad inane, fiel a su empeño bifronte de conseguir un país invivible a partir de los despojos de un país en el que se había logrado convivir bastante bien. Desde luego, no creo que estemos al borde de reeditar el año 36 ni nada parecido, pero francamente: vaya lata que dan. El mayor misterio para mí es que c... colirios quieren los empeñados en pedir justicia histórica (¿?) para las víctimas del franquismo. Naturalmente, comprendo muy bien que quienes tienen un familiar asesinado aspiren a encontrar sus restos y enterrarlos con toda la decencia y el respeto debidos. Así se les prometió, además, aunque, como otras promesas gubernamentales, una vez cumplida su función electoralista se ha diluido en trabas burocráticas. Es un mérito de Garzón, por lo menos, haberse tomado en serio ese asunto. Pero no sé qué más se puede conseguir en el terreno de la reparación moral. Quizá hace 30 años hubiera tenido cierto sentido perseguir a los beneficiarios de la dictadura, pero a nadie -repito, a nadie con un mínimo de mando en plaza o responsabilidad- le pareció buena idea entonces: de ahí la Ley de Amnistía del 77. En las necrológicas del presidente polaco Kaczynski suele mencionarse con poco aprecio su iniciativa de una Ley de Memoria Nacional para descubrir y denunciar a quienes habían colaborado con el régimen comunista. Y eso que la mayoría están aún vivitos y coleando, amén de ocupando en bastantes casos cargos lucrativos. Pero se arguye, creo que con razón, que tal empeño justiciero dividía y enfrentaba al país, obstaculizando su futuro sin resolver su pasado. ¿Acaso alguien quiere un empeño parecido a estas alturas en España?
(Josep Pla)
dilluns, 26 d’abril del 2010
Les sectes en peu de guerra
Fernando Savater: