divendres, 7 d’octubre del 2011

A Steve Jobs l'ha matat la seva fe en les teràpies alternatives

Luis Alfonso Gámez:
Al enterarme la pasada madrugada, a través de Twitter, de la muerte de Steve Jobs, me vino a la mente el fallecimiento de otro genio: Peter Sellers. Los dos podían estar ahora vivos; los dos murieron prematuramente por su fe en supercherías. El cofundador de Apple retrasó nueve meses una cirugía que podía haberle salvado la vida y confió durante ese tiempo la curación del cáncer de páncreas a una dieta. El actor británico, inolvidable protagonista de películas como El guateque (1968), tenía ya un largo historial de problemas cardiacos cuando su médico le recomendó someterse a un bypass urgentemente. Se negó y se puso en manos de un practicante de la cirugía psíquica, un estafador sin escrúpulos que simuló curarle con una intervención sin sangre, anestesia ni incisión alguna. Y murió poco después de un ataque al corazón, a los 54 años.