Robert Kagan proposa reorientar l’estratègia nord-americana respecte l’Iran. Segons el seu anàlisi, un remake de l’Operació Guineu del Desert d’atac aeri contra objectius nuclears iranians no només no serviria de res sinó que el més probable és que fos capitalitzat pels iatolàs, com ho va ser per Saddam Hussein el 1998. Per Kagan només hi ha dues opcions: o una invasió a l’estil de l’Iraq per canviar el règim des de fora, o una aposta decidida i immediata de suport a l’oposició democràtica iraniana i els grups de drets humans i civils per canviar el règim des de dins. Kagan creu que encara la millor opció és la segona.
This doesn't mean giving up on diplomacy. A strategy aimed at changing the Iranian regime is entirely compatible with ongoing diplomatic efforts to slow Iran's weapons programs. It might even aid diplomacy, since Iran's leaders fear internal unrest more than external pressure. In the 1970s and '80s, the West pursued arms control while it supported dissidents and liberalization in the Soviet bloc. The one did not preclude the other.No sé si Bush havia llegit l’article de Kagan quan va revisar el seu discurs de l’estat de la Unió, que ha fet aquesta matinada passada a Washington. Però després de deixar clar, una vegada més, que no permetrà que l’Iran dels aitolàs obtingui l’arma nuclear, Bush s’ha adreçat directament als ciutadans iranians per dir-los això:
But we shouldn't delude ourselves. Efforts to foment political change won't necessarily bear fruit in time to prevent Iran from acquiring a bomb. That may be the risk we have to take. But if this or the next administration decides it is too dangerous to wait for political change, then the answer will have to be an invasion, not merely an air and missile strike, to put an end to Iran's nuclear program as well as to its regime. If Iran's possession of a nuclear weapon is truly intolerable, that is the only military answer.
The nonmilitary answer in Iran is political change. That is where we should now be directing our energy, our diplomacy, our intelligence and our substantial economic resources. Yes, time is growing short, and partly because so many years have already been squandered. But better to start now than to squander more.
Tonight, let me speak directly to the citizens of Iran: America respects you, and we respect your country. We respect your right to choose your own future and win your own freedom. And our nation hopes one day to be the closest of friends with a free and democratic Iran.Aparentment, no vol dir gaire. Però sembla difícil que un discurs d'aquesta naturalesa contingui referències purament supèrflues.
ADDENDA.- Mark Steyn, en la línia de Kagan, proposa donar a l'Iran una mica de la seva pròpia medicina.
La mayoría de la población de Irán es más joven que la revolución: sean tan "pro-americanos" como se afirma en ocasiones o no, no tienen ningún recuerdo del Shah; todo lo que han conocido nunca es su desvencijada república islámica donde la tasa de paro está actualmente en el 25 por ciento. Si estalla la guerra, esos abundantes jóvenes se vestirán de uniforme y defenderán su patria.
¿Por qué no aprovechar su exceso de energía ahora? Mientras los terroristas extranjeros se manifiesten en Irak, no necesitas mucho apoyo local para dar la impresión (al menos a Tarik Alí y a John Pilger) de una insurrección popular. ¿No sería factible girar las tornas y actualizar a los algo letárgicos disidentes de Irán en algo un poco más animado? A un Teherán preocupado por la supresión interna le será más difícil lograr sus pretensiones de estatus de superpotencia regional.
¿A quién más podríamos animar? Bien, ¿vio usted esa noticia del Sunday Telegraph? Ocho de los vigilantes fronterizos del régimen han sido secuestrados y amenazados con la decapitación por un grupo fanático sunní del Baluchistán iraní. Soy de la opinión de que los chi´íes son una apuesta a largo plazo mucho mejor como musulmanes reformistas, pero puesto que hay seis millones de sunníes en Irán y son mayoría en algunas provincias, ¿no sería posible dar al régimen su propio Triángulo Sunní?
Ninguna opción carece de riesgos, aunque algunos están exagerados, incluyendo la cólera regional por cualquier acción occidental: como han indicado Egipto y Arabia Saudí, no hay muchos regímenes árabes sunníes que deseen realmente vivir bajo el paraguas nuclear de una superpotencia persa chi´í. Y, en lo que respecta al líder más favorable a la vista, un motivo añadido para provocar la caída de Assad junior en Damasco es subrayar que hay un precio a pagar por ser demasiado íntimo de Teherán.