Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dijous, 24 de maig del 2007

Quan la memòria històrica és sinònim de revenja

Després de llegir el magnífic article d’Adam Michnik "La otra Polonia" no he pogut evitar la sensació d’un cert “déjà vu”, de que la història que explica em sigui familiar. D’alguna manera, i com en un mirall invertit, l’article de Michnik mostra que el que està passant descarnadament a Polònia és també d’alguna manera el que està passant, edulcoradament, aquí.

¿Qué está sucediendo en Polonia, el país donde empezó la caída del comunismo? Cada revolución tiene dos fases. Primero viene una lucha por la libertad, luego una lucha por el poder. La primera hace que el espíritu humano se eleve y saca lo mejor de la gente. La segunda desata lo peor: envidia, intriga, ambición, sospecha y la necesidad de venganza.

La revolución de Solidaridad en Polonia siguió un curso inusual. Solidaridad, sumergida por la fuerza cuando se declaró la ley marcial en diciembre de 1981, sobrevivió a siete años de represión y luego regresó en 1989 subida a la ola de la “perestroika” de Gorbachov. Durante las negociaciones de la Mesa Redonda que desencadenaron en el fin del régimen comunista, se llegó a un acuerdo entre el ala reformista del gobierno comunista y Solidaridad. Esto abrió el camino al desmantelamiento pacífico de la dictadura comunista en todo el bloque soviético.

Solidaridad adoptó una filosofía de acuerdo más que de venganza y abrazó la idea de una Polonia para todos y no de un Estado dividido entre ganadores omnipotentes y perdedores oprimidos. Desde 1989, cambiaron los gobiernos, pero el Estado se mantuvo estable; incluso los postcomunistas aprobaron las reglas de la democracia parlamentaria y una economía de mercado.

Sin embargo, no todos aceptaron este camino. Hoy, Polonia está gobernada por una coalición de revanchistas post-Solidaridad, postcomunistas provinciales generadores de problemas, los herederos de los chauvinistas pre-Segunda Guerra Mundial, grupos xenófobos y antisemitas y el entorno de Radio Maryja, los voceros del fundamentalismo etnoclerical.

Por todas partes se perciben señales de preocupación: se socava la autoridad de los tribunales, se ataca la independencia del Tribunal Constitucional, se corrompe el servicio civil y los fiscales están politizados. Todos los días, la vida social es regulada de manera represiva.