1. Hasta la tarde del 11 de marzo toda la clase política española creía que Eta había sido la autora de la matanza de Madrid. El síndrome de Omagh o la acción de una fracción disidente eran las explicaciones más comunes a un atentado que se diferenciaba de todos los otros cometidos por el grupo terrorista. Arnaldo Otegi fue la única excepción: por la mañana ya habló de grupos islámicos.
2. El presidente Aznar cometió un grave error al no reunir a los dirigentes políticos tras el atentado para formalizar una respuesta y un icono común. La situación era excepcional por el número de víctimas y la circunstancia preelectoral. El candidato Rajoy se equivocó también gravemente al manifestar en plena jornada de reflexión su convicción moral de que Eta era la autora de la matanza. Grave igualmente fue la actuación del líder de la oposición Rodríguez Zapatero, que no desautorizó radical, pública y tajantemente las manifestaciones ilegales del día de reflexión (cuyo radio de acción contribuyeron a expandir muchos medios informativos privados y públicos), y que permitió declarar a su segundo Rubalcaba que los españoles se merecían un gobierno que no les mintiera.
3. El gobierno no ocultó ningún dato a la opinión pública e informó con puntualidad de las investigaciones, incluido el temprano hallazgo de una furgoneta con versículos coránicos, cuya publicidad introdujo un cambio decisivo en la opinión pública. Para su desgracia el gobierno siguió insistiendo en la hipótesis etarra sólo a partir de meros antecedentes y despreciando el peso de los hechos que él mismo iba narrando. Una gran parte de ciudadanos no sólo no le siguieron en esa insistencia sino que pensaron que el gobierno trataba de engañarles.
4. No hay ninguna evidencia de que los terroristas planeasen un cambio electoral en España a través de la matanza. Tampoco que la participación española en la invasión de Irak decidiera a sus autores el llevarla a cabo.
En conseqüència, el PSOE i el PP haurien de callar d’una vegada, deixar de fer soroll i reconèixer els seus errors, per dir-ho diplomàticament. Els socialistes haurien de demanar excuses per la seva actuació manipuladora i paracolpista durant la jornada de reflexió del 13-M i jubilar Alfredo Pérez Rubalcaba, mentre que el PP hauria de fer el mateix amb Angel Acebes reconeixent que es van equivocar al mantenir, contra tota evidència, la possibilitat alternativa de l’autoria etarra.