Bush fue totalmente por libre y se inventó lo de las armas de destrucción masiva para justificar la intervención. Incorrecto. En su país, Bush estaba totalmente arropado. Legalmente, 77 de 100 senadores le dieron luz verde legal. Popularmente, casi el 80% de los encuestados apoyaban la intervención. Y mediáticamente, prácticamente ningún medio repudió la intervención. Muchos analistas americanos han entonado posteriormente un mea culpa por su seguidismo. Los atentados del 11-S les habían traumatizado y cegado.
En el plano internacional, Bush no consiguió la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, pero sí tenía un buen número de gobiernos que lo apoyaban. No se inventó las armas de destrucción masiva. Sadam Huseim las había usado en el pasado, contra los iraníes y contra los kurdos. Además, la mayor parte de los servicios de inteligencia del mundo creían que existían; el propio Bill Clinton lo afirmó poco antes de dejar la Casa Blanca. Dirigentes que no querían la guerra, como Chirac o Mubarak, pensaban que Sadam no se había desembarazado de ellas. Las discusiones versaban sobre si se intervenía o se proseguían las inspecciones, no sobre la existencia de las armas.
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Aznar se separó de la línea europea apoyando a EEUU. Harto dudoso. No había una sola línea. Había dos posturas europeas. En un lado, estaban Francia, Alemania, Suecia, Bélgica…; y en el otro, el Reino Unido, España, Italia, Portugal… Europa se partió literalmente en dos. Identificar la postura del continente con la de Francia es trasnochado e inaceptable. ¿Desde cuándo es más Europa la patria de Molière y de Kant que la de Newton, Dante y Goya? Lo cierto es que había dos Europas.
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Se asegura que la retirada de las tropas españolas de Irak se realizó porque, a diferencia de lo que ocurre en Afganistán y otros lugares, su presencia era claramente ilegal. Una memez. Nuestras tropas se retirarían porque el presidente Zapatero lo había prometido en su campaña electoral. Una razón política sólida, sí; pero su presencia era totalmente legal porque tenía la bendición del Consejo de Seguridad, que es el órgano que debía darla. El Consejo, en el octubre previo a nuestras elecciones -Resolución 1511 aprobada por unanimidad- no sólo apoyaba la presencia de las tropas de la coalición en Irak, sino que instaba a los estados miembros a prestar asistencia… «incluyendo fuerzas militares» a la misma. Es decir, animaba a más países a enviar tropas.
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