Frente a una España atrasada, improductiva, funcionarial y carca, Catalunya era considerada un faro de modernidad, de libertad, de cosmopolitismo: allí empezaba Europa y nuestra capital era París. “Llegará un momento en que los catalanes iremos por el mundo y lo tendremos todo pagado”, profetizó el estrafalario filósofo Francesc Pujols. Hoy España es ya Europa y los catalanes que la visitan quedan asombrados de lo que ven. El mito de la España lorquiana, clerical y pintoresca, no se corresponde hoy con la realidad y a los catalanes nadie nos paga por serlo.
El seny,es decir, la prudencia, mesura, ponderación y buen juicio, ha sido considerado por muchos, tanto catalanes como no catalanes, como un signo indudable de nuestra identidad. El catalán tenía seny y nadie lo ponía en duda. Sin embargo, en política ello resulta más bien incierto si damos una mirada a la historia reciente: ni las luchas callejeras entre patronal y sindicatos en los años veinte, ni el levantamiento del 6 de octubre -los republicanos contra la República- ni los asesinatos incontrolados de los inicios de la Guerra Civil, eran un prodigio de seny,más bien lo contrario. Creíamos que un componente esencial de nuestra personalidad era el seny cuando, en la misma medida, la experiencia nos mostraba también la rauxa,el arrebato, la imprudencia, el impulso emotivo e irracional sin ningún sentido de la realidad.
Por último, el mito del pactismo, tan desarrollado por los historiadores. Se ha sostenido que la forma peculiar de hacer política de los catalanes conduce siempre a un pacto, seguramente por ser un pueblo secularmente dedicado al comercio, al mundo de los contratos entre partes, donde el acuerdo final implica que todos han de ceder en sus posiciones para beneficiarse mutuamente. Del pactismo se hacía derivar el espíritu pragmático de los catalanes, tan distinto a la altivez y al espíritu guerrero y conquistador de los castellanos. Pero a lo largo de la historia, por lo menos la contemporánea, en Catalunya el pactismo se combina con su contrario, con el tot o res,el todo o nada, no en escoger la vía intermedia como la mejor solución en un conflicto. Que la prudència no ens faci traïdors,es hoy un lema muy repetido.
Jordi Pujol cultivó estos tres antiguos mitos, una de sus principales fuentes ideológicas. Pero hoy, por un lado, la realidad se ha impuesto -España es un país moderno- y, por otro, la política catalana es todo lo contrario del seny y el pactismo, más bien impera la rauxa y el tot o res.¿Qué somos?, se preguntan los catalanes que creían que estos mitos eran reales. La venda comienza a caérseles de los ojos y, si esto sigue así, muchos de los que ahora se muestran perplejos pueden pasar a estar indignados.
(Josep Pla)
Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst
Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.
dijous, 18 de setembre del 2008
Els tòpics fan figa
Modernitat, seny i pactisme. Tres tòpics que fan figa. Ho explica Francesc de Carreras: