Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dilluns, 19 de gener del 2009

Per què les dones no estan mai contentes amb la seva parella?

La Nueva Ilustración Evolucionista:
El psicólogo evolucionista David Buss ha investigado durante años las diferencias existentes entre hombres y mujeres en sus estrategias respectivas de reproducción. Aunque la causa inmediata de nuestros comportamientos de cortejo y apareamiento pueda ser algo tan prosaico y tan natural como la búsqueda de placer, al final obedecemos al dictado de la selección natural, inmejorablemente expresado en la Biblia: “¡creced y multiplicaos, dominad toda la tierra!”

Para que esta causa y fin último de nuestra acción en el mundo pueda cumplirse, cada sexo tendrá que adoptar la estrategia más conveniente para su condición. Ya lo dijo Robert Trivers al postular su teoría de la inversión parental: no es lo mismo pagar por la descendencia llevando un nene en la tripa 9 meses y soportando su peso en los brazos, dándole el pecho durante unos años que no pagar nada. La inversión originaria de un hombre en su descendencia se reduce a un espermatozoide, la de la mujer es elevada, ya de partida, en tiempo y esfuerzo, e incluye partidas “visibles” y otras invisibles, como el coste de oportunidad de las crías que se sacrifican (se dejan de tener) por las que se tienen. Dicho en sencillo, sin los debidos matices: en la reproducción el hombre busca la cantidad, la mujer la calidad. A partir de esas condiciones iniciales tan desiguales se desarrollan las estrategias de los sexos. La lucha de ambos sexos por obtener las mayor descendencia al menor precio supone que las mujeres eligen cuidadosamente con quien yacer, y los hombres apenas discriminan por otro criterio que no sea la fertilidad de la hembra, que esta expresa inadvertidamente con marcadores externos como su juventud y su belleza.