Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

divendres, 15 d’octubre del 2010

Per a la meva filla que viu en la temptació del periodisme i la política

Via Facebook he trobat aquesta reflexió de l'Arcadi Espada que crec que val la pena recordar:
Yo creo que, por desgracia, del 11-M se han adueñado dos mensajes, terribles e igualmente falsos: que el PSOE organizó la matanza (eso se ha escrito en un editorial de un periódico español, ¿eh?) y que el Gobierno mintió. A mí me parece que el choque de esas dos mentiras, si ésta fuese una sociedad que se tomara las cosas en serio, hubiera dejado postrado moralmente a este país.

El Gobierno no mintió: el Gobierno encaró con torpeza, seguramente (pero con explicable torpeza), una situación inimaginable, y, con independencia de esa torpeza, creo que ofreció a los españoles una información de lo que había pasado sobre la cual, a un año y pico vista, no hay todavía un solo dato nuevo, ni nada que desmienta el relato fundamental que el ministro Acebes y José María Aznar hicieron sobre el 11-M. Otra cosa, insisto, es el wishful thinking del ministro Acebes y su patético intento de que la realidad cuadrara con sus hipotéticos deseos. Pero, en cuanto a lo que a mí me interesa saber, gracias al Gobierno, y gracias a los datos que ofreció, los españoles fueron a votar sabiendo que Al Qaeda había matado a 191 personas en Madrid. No era fácil que fueran a votar así. Primera cuestión.

Segunda cuestión. Gracias a esa labor del Gobierno, en parte, del 11-M sabemos muchísimas cosas, prácticamente todo: no puedo entender que en aras de la práctica de la teoría de la conspiración y de sus beneficios económicos alguien haya montado una estrategia deslegitimadora tan patética como la que han montado determinados órganos de prensa respecto al 11-M.

Tercera cuestión: España llevará como un baldón –si es que aquí importaran las cosas, que no importan– el hecho de no haber sido capaz de gritar todavía en las calles "asesinos" a los asesinos, y sí haber gritado en cambio "asesino" al presidente del Gobierno que en aquel momento dirigía el país.

Creo que, de esta mélange entre deslegitimadora, cínica y escéptica ante la posibilidad de conocer la verdad, el estado moral del periodismo y de la política española se van a resentir durante muchísimo tiempo.