Nada substancial salvo el daño
Cerca de 250.000 documentos confidenciales o secretos han quedado expuestos al dominio público tal como se vanaglorian ahora Wikileads y sus colaboradores en la difusión de los mismos. Y nos lo quieren vender como una gesta del periodismo y la lucha por la transparencia. En realidad no es periodismo ni nada parecido. Es una filtración de delincuentes que Wikileaks orquesta y distribuye y sus difusores administran como les viene en gana. La publicación de unos documentos de procedencia ilícita, clasificados por motivos de seguridad en una democracia, en un Estado de Derecho, sólo tiene una justificación si revelan un delito mayor que su filtración. Y por tanto un interés general por la revelación del delito. Por ejemplo, sería deseable que se publicaran aquí en España todos los documentos y grabaciones y confesiones aun por hacer de todos los implicados en el caso «El Faisán». Quienes ahora publican el gossip (cotilleo) del departamento de estado son los que más posibilidades tienen de hacerlo dada su íntima relación con el protagonista del escándalo, que no es otro que nuestro vicepresidente y ministro del interior. Aquí sí existe un genuino interés general por saber quién dio la orden aberrante a mandos policiales de colaborar con ETA, los asesinos de sus compañeros y subordinados. Eso sí sería un «scoop».
Confondre el secret amb la veritat
ARCADI ESPADA:
ARCADI ESPADA:
...resulta sorprendente que el periodismo no aplique a las narraciones confidenciales los mismos protocolos que aplica a las públicas e identifique con un mecanicismo conmovedor, que refleja su gusto por las novelas y por las teorías de la conspiración, el secreto con la verdad.