Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dimecres, 27 d’abril del 2011

Brossa radioactiva o energia pel futur?

Revista de Libros publica la llista dels 23 articles més llegits de la seva edició digital. Entre ells, destacaria "Brossa radioactiva o energia pel futur?", del professor Juan José Gómez Cadenas, per la seva actualitat després de l'accident a la central nuclear de Fukushima.

Al cabo de un siglo, es posible comprimir los residuos producidos durante un año por una central nuclear en unos tres metros cúbicos. Por tanto, harían falta unos 24 metros cúbicos (una sala de estar de tamaño mediano) para almacenar la producción anual de todos los reactores españoles.

¿Qué riesgo supone un ATC para la población? Recuerde el lector que cuando el combustible irradiado se transporta al almacén ha pasado ya varias décadas en las piscinas y la cantidad de calor ha disminuido lo suficiente para que pueda refrigerarse por circulación de aire. El transporte se realiza en el interior de bidones de acero reforzados, en transportes especiales y especialmente protegidos. El contenido de estos bidones no es inflamable, ni puede derramarse (al contrario, se trata de un material sólido y muy resistente). En términos de riesgo, un camión de botellas de butano es harto más peligroso y, sin embargo, rara vez nos preocupa verlo aparcado frente a nuestra casa, a pesar de que las explosiones de gas no son infrecuentes.

¿Es posible imaginar una catástrofe en el ATC? Hay que empeñarse bastante. Recordemos que la radiactividad que alberga nuestro huevo está encerrada en el interior de su cáscara. De hecho, no hay una cáscara, sino varias, a cual más impenetrable, empezando por las propias pastillas de cerámica, muy resistentes mecánica y térmicamente, siguiendo por las varillas de zirconio que las contienen, pasando por el barril de acero que las recubre y acabando en el sarcófago de hormigón armado en el que se empotra el barril. Para liberar los elementos radiactivos al medio ambiente, habría que romper el hormigón, corroer el acero, resquebrajar el zirconio y moler, fundir o disolver la durísima cerámica. A continuación habría que espolvorear el producto donde fuera pernicioso para la salud (por ejemplo, vertiéndolo en una corriente de agua). Y, aun así, los elementos más peligrosos tienden a ser pesados, lo cual quiere decir que se mueven lentamente incluso en una corriente de agua y tienden a fijarse en el sustrato de roca. Basta con multiplicar las pequeñas probabilidades de todos los eventos anteriores para concluir que la probabilidad de que se den todos a la vez es ridículamente pequeña. Mucho más pequeña, para el lector curioso, que la de que un meteorito nos despache en los próximos siglos9.