Científicamente, el psicoanálisis es una estafa teórica y práctica. Freud rehabilitó el inmaterialismo del inconsciente contra el materialismo neuronal. Y ahí, no es para menos, con el advenimiento de las neurociencias se le vino abajo todo el tinglado.
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Aportando dinamita a la empresa de demolición sistemática del pensamiento mágico freudiano, de París llega a España un libro de Michel Onfray (“Le crépuscule d’une idole”). No es lo mejor que se ha escrito al respecto –yo prefiero, de la escuela francesa, “Le livre noir de la psychanalise”, de C.Meyer, o “Mensonges freudiens” de J. Bénesteau– pero entierra un clavo más en el ataúd del que espero no vuelva a salir la enorme y dañina mentira que es el psicoanálisis. En la actualidad esta teoría no encuentra prácticamente defensores en el seno de la comunidad científica. Ni la sicología experimental, ni las neurociencias, ni las ciencias cognitivas avalan las pretensiones de Freud.
Freud rechazaba la prioridad fisiológica y biológica de las enfermedades mentales estableciendo una manipulada etiología de patologías que pretendía surgidas del laberinto de un dispositivo síquico cuya existencia –sin demostración alguna– remitía a postulados. Sobra decir que si los fundamentos epistémicos del psicoanálisis no pueden adscribirse al campo de las ciencias naturales entonces su pretendida racionalidad degenera en simple actividad de gurús atentos al control de almas y conciencias. A falta de fundamento científico, la indefensión del paciente se manifiesta en una sumisión de esclavo a amo que permite al psicoanalista explotarlo espiritualmente cuando no ideológicamente, sexualmente o económicamente.
Onfray barre el falso lugar común, ampliamente propalado por hagiógrafos y biógrafos, del Freud naturalista científico, liberal y demócrata. Por muchos injertos con los que hayan intentado adornarlo ex-post el freudismo pertenece a la corriente antifilosófica del conservadurismo papanatas. La leyenda ha hecho de Freud un filósofo racionalista pero la verdad es que creía a pie juntillas en la numerología, la telepatía y el simbolismo. Para mayor inri, el conservadurismo de Freud no era solamente de carácter científico. El 26 de abril de 1933 dedicó un libro a Mussolini con estas palabras: “A Benito Mussolini, con respetuosos saludos de este hombre añoso que reconoce en el dirigente un héroe de la cultura”. Aunque, las cosa como son, Onfray se quedó corto a la vista de lo que nos dice Paul Weindling (“Health, Race, and German Politics between National Unification and Nazism”) respecto a la defensa del eugenismo que Freud tuvo a gala. En 1911 firmó una petición internacional que preconizaba “la selección en la reproducción de la especie para favorecer la evolución de la humanidad hacia un perfeccionamiento físico y psíquico de la raza”. Ahí queda eso
Mira que en vaig perdre d'hores empassant-me la teoria psicoanalítica, entre altres teories fantàstiques que volien canviar la història i la humanitat sencera!