El cas del delinqüent Barrot tindrà, però, la mateixa ressonància que el cas Buttiglione? Tindrà millor tracte el francès que l'italià?
En qualsevol cas, convé recordar-ho, Barrot va dilinquir mentre que Buttiglione només va opinar.
«Debo recordarle -va respondre Buttigione a una eurodiputada que li preguntava sobre com pensaba compatibilitzar la reprobació moral que li mereixia l'homosexualitat i el seu deure de combatre la discriminació dels homosexuals- a un viejo y quizás no completamente desconocido filósofo, un tal Emmanuel Kant de Königsberg, quien hizo una clara distinción entre moralidad y ley. Muchas cosas que pueden ser consideradas inmorales no tienen por qué ser prohibidas.
En política no renunciamos al derecho de tener convicciones morales: yo puedo pensar que la homosexualidad es un pecado, pero esto no tiene efectos en política, salvo que dijera que la homosexualidad es un delito. De la misma manera, usted es libre de pensar que yo soy un pecador en la mayoría de los aspectos de mi vida, pero esto no tendría ningún efecto en nuestras relaciones como ciudadanos.
Yo contemplaría esto como una inadecuada consideración del problema de pretender que todo el mundo esté de acuerdo en cuestiones morales. Podemos construir una comunidad de ciudadanos, incluso si tenemos opiniones diferentes sobre cuestiones morales. Nadie puede ser discriminado en razón de su orientación sexual. Esto está establecido en la Constitución, y yo he jurado defender esta Constitución».