Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dijous, 18 de novembre del 2004

Magnífic Vatslav Havel!

Tot i no compartir totalment el seu rerafons catastrofista, aquest article de Havel posa el dit a la llaga sobre la deriva consumista de la democràcia occidental.
Desgraciadamente, la forma de pensar que sustentó las dictaduras comunistas no ha desaparecido del todo. Algunos políticos y expertos mantienen que el
comunismo simplemente se derrumbó por su propio peso debido, otra vez, a "leyes objetivas" de la historia. Una vez más se resta importancia a la responsabilidad y las acciones individuales. El comunismo, nos dicen, no fue más que un callejón sin salida del racionalismo occidental; por tanto, bastaba con esperar pasivamente a que fracasara. Estas mismas personas creen con frecuencia en otras manifestaciones de lo inevitable, como varias supuestas leyes de mercado y otras "manos invisibles" que dirigen nuestras vidas. Como en este tipo de pensamiento no queda mucho margen para la acción moral individual, se suele ridiculizar a los que critican a la sociedad tachándolos de ingenuos o elitistas.
Quizá sea ésta una de las razones por las que, 15 años después de la caída del comunismo, contemplamos una vez más la apatía política. La democracia se considera cada día más como un simple ritual. Las sociedades occidentales, al parecer, están experimentando una cierta crisis de los valores democráticos y de la ciudadanía activa. Es posible que lo que estamos contemplando sea un simple cambio de paradigma, provocado por las nuevas tecnologías, y no haya nada de qué preocuparse. Pero quizá el problema sea más profundo: las corporaciones globales, los cárteles de los medios de comunicación y las poderosas burocracias están transformando los partidos políticos en organizaciones cuya tarea principal ya no es el servicio público, sino la protección de clientelas e intereses específicos. La política se está convirtiendo en un campo de batalla para los grupos de presión, los medios de comunicación trivializan problemas serios, la democracia parece con frecuencia un juego virtual para consumidores, en vez de un asunto serio para ciudadanos serios.