Sospito que si el passat són els crims del franquisme endosats al PP, sí; però si són els gairebé mil morts d'ETA, no.
Ho explica de manera magistral Joseba Arregui a "El correo vasco" en un article titulat "Futuro sin pasado".
Otegi y muchos nacionalistas no pueden vivir sin la separación clara entre método y fines políticos. Necesitan esa separación para no enfrentarse a sus responsabilidades históricas. Quieren hacer política no sólo 'etsi ETA non daretur', como si no existiera ETA, sino como si ETA nunca hubiera existido. Pero ETA ha existido y nada podrá borrar su huella, porque ETA misma la ha inscrito en sus casi mil asesinados. Y desde el momento en que ETA ha matado en nombre de lo que está recogido en su acrónimo, en nombre de Euskadi y su libertad, que me imagino que ahora se leerá Euskal Herria y su libertad, el contenido de esa leyenda ha quedado contaminado por la forma en que ETA ha cargado sobre ella la razón de sus asesinatos.
Que Otegi quiera separar pasado y futuro porque así consolida la separación entre el método de la violencia y el terror de ETA, se libera de sus responsabilidades históricas, y le permite apostar por la política en el futuro sin haber tenido que condenar nunca la violencia de ETA, no es aceptable, pero se entiende. Lo que ya es mucho más difícil de entender es que el resto del nacionalismo, especialmente el nacionalismo tradicional del PNV, nacionalista mucho antes de la existencia de ETA, haya caído en las redes del nacionaismo de ETA y no sea capaz de librarse de ellas, no sea capaz de decir nacionalismo sabiendo el uso que de él ha hecho ETA y lo que ese uso de violencia y terror le ha hecho al nacionalismo. Lo que es incomprensible es que el nacionalismo tradicional no haya sido capaz de formular su nacionalismo trazando un línea radical de separación no sólo con respecto a los métodos de ETA, sino también respecto de los fines de ETA. No haya sido capaz de formular su nacionalismo sabiendo que ETA ha existido, que ETA existe, y lo que ETA supone para el nacionalismo. Que no haya hecho ningún esfuerzo por rescatar el nacionalismo, reformularlo, reescribirlo para liberarlo de la derrota que le ha inflingido ETA, y se haya limitado a decir que sin violencia todo es posible: como si ETA no hubiera existido.