"Por fin buenas noticias de Darfur: el genocidio en el Sudán occidental casi ha finalizado. Sólo hay un problema — está llegando a su fin sólo porque ya no quedan negros que limpiar o asesinar".
Es una frase de Johann Hari en el
London Independent que recull Christopher Hitchens en l'article de lectura obligatòria "
La ingenuidad occidental ante el genocidio en Sudán" a "Diario Exterior".
Abandonando cualquier tipo de "unilateralismo", [l'administració americana] siguió pedantemente el guión de negociaciones multipartitas y diplomacia paciente de Kofi Annán. Concedió más tiempo a los inspectores. Agotó todas las opciones alternativas a la guerra y nunca jamás amenazó con el uso de la fuerza. Mediante el uso de las sanciones, puso a Sudán "en su lugar". Y ha recibido exactamente lo que cualquiera habría predicho para tal estrategia. Quizá por eso es por lo que hay tan pocas protestas. Después de todo, sabemos que "la guerra no es la respuesta". Y ahora Sudán ha puesto en su sitio a la provincia de Darfur. Ha cogido la tierra y se ha deshecho de la gente.
Darfur és l'exemple del que passa amb les polítiques d'apaivagament, de no intervenció, de respecte al veto francès al Consell de Seguretat. La no intervenció no significa -com diu Hitchens- que no passi res. Significa que passa alguna cosa més. Significa que:
Nuestra política en Darfur no sólo ha fracasado a la hora de rescatar a una población africana negra afectada. En la práctica, ha asistido a los islamistas sudaneses a la hora de completar su política de asesinato racista. Gracias al cielo que somos lo bastante duros como para soportar la vergüenza de esto, y lo bastante fuertes como para perdonarnos.