Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

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dimarts, 20 de febrer del 2007

Errors i omisions d’El País sobre les missions diplomàtiques i policials espanyoles a Guantànamo

GEES :

Entre las omisiones cabe recordar que tanto la prensa como el Parlamento fueron informados de las numerosas gestiones diplomáticas efectuadas desde que, en febrero de 2002, se supo de la detención de dos supuestos ciudadanos españoles en Afganistán.

Nos consta que los diplomáticos españoles fueron de los primeros en viajar a la base norteamericana, y que España fue el segundo país occidental, tras Gran Bretaña, en obtener la transferencia de un nacional; en nuestro caso, se trataba de Hamido, el único "talibán español" reconocido. Los diplomáticos españoles estuvieron en todo momento en contacto con la Cruz Roja, y no sólo con la CIA, y coordinaron sus acciones con los de otros países europeos enfrentados a situaciones similares.

También hemos sabido de la resistencia de la policía española a desplazarse a Guantánamo, sobre todo en el tercer viaje, por el escaso valor de la información obtenida allí anteriormente. Tuvo que ser la ministra Palacio, que se implicó personalmente en negociaciones con Powell, Rumsfeld y Wolfowitz para obtener el traslado a España de Hamido, quien convenciera a los responsables de Interior de que los americanos aceptarían una nueva misión diplomática, disfrazada, eso sí, de objetivo informativo judicial. Finalmente, y con la feliz intervención del juez Garzón, se consiguió la transferencia de Hamido en febrero de 2004.

Este éxito diplomático es de subrayarse ahora, ya que nos cuesta mucho creer que el actual Gobierno, cuyas relaciones con Washington se pueden medir todavía por minutos, hubiera sido capaz de actuar mejor, por más que le pese a Moratinos.

En cuanto a los errores, o más bien falsedades intencionadas, ha tenido que ser el tan traído y llevado Garzón quien ponga los puntos sobre las íes, al recordar que para una actividad de información policial no se requiere autorización judicial y que nadie cometió "ninguna ilegalidad".

El hecho de que, como es perfectamente normal en muchas informaciones que maneja la policía, las conversaciones en Guantánamo fueran desechadas, lógica y normalmente, por el Tribunal Supremo, no significa que la actuación policial fuera ilegal, ni que se incurriera en responsabilidad penal o política alguna por esta razón, como da a entender equivocadamente el reportero de Prisa, que debería haberse informado mejor. Pero como encima El País editorializa sobre "violaciones de la legalidad española y europea" y pide "responsabilidades políticas", no creemos en una mera equivocación individual del autor, por lo que la voluntad falsificadora de la acusación alcanza a la alta dirección del periódico y del grupo mediático.

Contaminar de ilegalidad todo lo que tiene relación con Guantánamo, y calificar en 2007 lo que ocurrió en 2002, podría incluso alcanzar al propio diario. ¿O es que va a negar que precisamente una corresponsal de El País coincidió en la base norteamericana con una de las misiones diplomáticas? ¿Y cómo iba esta corresponsal a acceder a la base sin el permiso y la colaboración de sus responsables militares? ¿Actuó por ello El País al margen de la legalidad internacional?

La demagogia y la manipulación periodística, que habrán conocido por sus embajadas nuestros países amigos, no habrán sentado nada bien en los círculos internacionales. De hecho, a pesar de los alardes tipográficos de nuestro primer diario, la controversia política ha sido únicamente aireada por la agencia cubana Prensa Latina, bien dispuesta a acoger todo lo que mancille al Imperio, y un medio tan conocido como Aujourd'hui Le Maroc.

Si el Ejecutivo Aznar cometía ilegalidades tan flagrantes, ¿qué es lo que hacían, aparte del Gobierno del torturador supremo George W. Bush, los de Chirac, Blair, Persson, Verhofstadt, Schroeder, Putin, etcétera? ¿O es que cree El País que los policías de Mohamed VI no accedieron a lo que les podía interesar de nuestro compatriota, que al fin y al cabo ha vivido a caballo entre nuestro país y el suyo?