No desitjo la mort de ningú, i tampoc la de De Juana Chaos. Però respecto el seu dret a morir. I crec que l’Estat l’hauria de respectar també, tan si li convè políticament com si no. En cap cas, la mort de De Juana seria un mort heroica, sinó estúpida. Front a De Juana no hi ha ni Auschwitz ni el Gulag, ni tan sols els sòtans dels germans Creix a la Via Laietana de Barcelona. Front a De Juana el que hi ha és un règim democràtic i un estat de dret, que es pot equivocar però que li concedeix totes les garanties jurídiques i polítiques. De Juana no és un màrtir de la democràcia, sinó un dels seus múltiples botxins.
ADDENDA.- José Luis Díez Ripollés, catedràtic de Dret Penal, escriu això a EL País:
A mi juicio, el debate reciente, con motivo de la huelga de hambre de De Juana Chaos, no entra en el fondo del asunto. La cuestión no reside en cómo mantenerle vivo -en casa o en la cárcel-, ni mucho menos en si se ha de acceder o no a su pretensión -lo primero parece que supondría ponerle inmediatamente en libertad-, sino en cómo hacer compatible su ejercicio de la libertad de expresión y de disponer de su propia vida, con el deber de los poderes públicos de asegurar el cumplimiento de la pena definitiva impuesta. Y la solución, a mi entender, parece clara. Se ha de interrumpir la alimentación forzosa, y asumir las consecuencias: De Juana debe decidir, si no lo ha hecho ya, qué prefiere: dejarse morir o cumplir con normalidad el resto de pena que le queda. Y la Administración penitenciaria debe aplicar sin privilegios las previsiones penitenciarias, incluida la posible concesión de la libertad condicional.
En cualquier caso, tanto persistir con la alimentación forzada, como pasar al tercer grado o liberar condicionalmente al penado a partir de preceptos penitenciarios fundados en razones humanitarias por enfermedades incurables -que desde luego no están pensados para supuestos en que el recluso se autolesiona-, supone hacer primar, indebidamente, las soluciones políticas sobre las jurídicas.