En el manifest, entre altres coses es diu:
"Creemos firmemente que un valor fundamental de las sociedades democráticas, como lo es el de la libertad de expresión y creación, no puede ser sometido y sojuzgado a reglas morales o criterios particulares. Debemos rechazar rotundamente este uso interesado que sólo pretende reprimir, controlar, juzgar y sentenciar a ciudadanos y ciudadanas ante el ejercicio de sus derechos".
"Nos manifestamos públicamente contra dichas prácticas censoras y para mostrar nuestra solidaridad con quienes desde la Junta de Extremadura, han realizado una tarea respetuosa con todas las sensibilidades".
“no podemos admitir que criterios basados en la rasgadura escandalosa de vestiduras y siempre ante los medios de comunicación, en el gesto desmesurado y en el linchamiento del otro, sean los que pretendan gestionar en un futuro nuestra cultura".
Resulta curiós comparar el que subscriu Saramago en aquest Manifest i el que va dir en relació a les caricatures de Mahoma:
Lo que sí me pilló desprevenido es la irresponsabilidad del autor o de los autores de esos dibujos. Algunos opinan que la libertad de expresión es un derecho absoluto, el único derecho absoluto que existe, mientras que todos los demás son relativos. La cruda realidad impone límites. Imaginemos que el dibujante danés, en lugar de hacer una viñeta ridiculizando a Mahoma, dibuja una diciendo que el director del periódico es un imbécil. Sería muy valiente, pero al día siguiente probablemente estaría en la calle.
No se trataría de autocensurarse, sino de usar el sentido común. En una situación como la que vivimos, y conociendo la susceptibilidad que hay en torno a estos temas, el sentido común nos dictaría qué hacer. Alguien verdaderamente responsable que tuviera constancia de que una viñeta puede ser como echar gasolina al fuego la guardaría para mejor ocasión.
Un exemple més dels dos pesos i les dues mesures de la ´correcció intel·lectual.