No sé si a ustedes les pasará igual: si a mí me tomasen por tonto Habermas o Vargas Llosa, por ejemplo, lo aceptaría con resignación puesto que a su lado probablemente lo soy; pero que me consideren idiota Conde Pumpido o López Garrido, por no hablar de Pepe Blanco... vaya, es algo que le humilla a uno. Y mi impresión general es que este Gobierno ha decidido que lo mejor es tratar a la clientela levantisca como si no tuviese demasiadas luces -"¡pero qué sabrá usted!"- incluso cuando se les está intentando dar en vez de liebre ya no gato, sino rata disecada. El truco empleado es elemental aunque repetido con renovado énfasis: consiste en decir que en modo alguno se va a hacer o a consentir algo y luego hacerlo o consentirlo pero llamándolo de otro modo. Por tanto, el Gobierno nunca pactará con ETA un precio político del final de la violencia, pero ofrece una mesa política en cuanto acabe la violencia o si se suspende un rato suficientemente largo; no excarcelará a De Juana Chaos, pero se complacerá en verlo paseando fuera de la cárcel, que no es lo mismo; no absolverá de apología del terrorismo a Otegi, aunque no se extrañará de que no se le condene; no permitirá a Batasuna presentarse a las elecciones, pero autorizará decenas de listas de ANV que son "pacíficas y legales" aunque funcionen a todos los efectos como si fueran de Batasuna y por tanto parezcan de Batasuna, qué desconfiada es la gente; y por supuesto no se han reunido últimamente con los delegados etarras con fines de mercadeo, digan estos lo que digan, aunque de vez en cuando se les acerquen a buscar información, que no todo lo resuelve Google. Siguiendo así, el día que ETA pegue un tiro a alguien no se tratará de un asesinato propiamente dicho, sino todo lo más de otro afortunado que pasa a mejor vida...
Lo de las listas de ANV, sobre todo, está convirtiéndose en un auténtico máster de cómo tomar el pelo desde el Gobierno a la resignada grey de los gobernados. A cada telediario apretamos el cinturón de los embelecos un punto más. No sólo hay que creer que Batasuna no se presenta ni poco ni mucho a las elecciones gracias a la firme diligencia gubernamental, no sólo la parte autorizada de ANV nada tiene que ver con ETA pese a los apoyos que recibe de y brinda a los proetarras, sino que según el Fiscal General hasta se ha ido demasiado lejos en el celo prohibitivo. ¡Y aún hay quien pretende encerrar a la sufrida gente abertzale en un Guantánamo electoral! Es lo que viene a explicarnos a los duros de entendederas Javier Pérez Royo en Liquidación electoral de una minoría (EL PAÍS, 19 de mayo de 2007). Con la misma elocuente vehemencia con que otrora justificó a quienes iban a las puertas de la cárcel de Guadalajara para hacer la ola a los condenados del GAL, hoy denuncia que se está intentando ante nuestros ojos nada menos que la liquidación electoral de 150.000 o 200.000 ciudadanos españoles del País Vasco a los que se priva en la práctica del derecho de sufragio. Y así será, si se les impide votar de la manera que cada uno de ellos considere individualmente apropiada y se vean obligados a ejercerlo de la manera que los demás le imponen. A esos perseguidos solamente se les deja la opción de apoyar las candidaturas de los partidos que no les gustan o de abstenerse, es decir que se les condena al limbo electoral. ¡Menudo atropello! Por lo visto, no basta que haya candidaturas nacionalistas, nacionalistas radicales o francamente independentistas. Si el público lo demanda, es imprescindible que se autoricen también otras que no se desliguen de la violencia terrorista, que apoyen la estrategia de ETA y que recauden para ella financiamiento y audiencia política, abierta o encubiertamente. El derecho fundamental de elegir debe primar sobre la condición democrática o no de lo elegido, sea lo que sea. ...Pues fíjense, yo no me lo creo.
No us perdeu la resta.