Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dijous, 13 de setembre del 2007

El 2014, la refundació del catalanisme i la Coca-Cola

"Nuestro 11-s de cada año" de Francesc de Carreras a "La Vanguardia":

Este año los grandes temas oficiales han sido dos: primero, el año 2014 Catalunya debe declararse ya independiente de una vez y, segundo, es necesario refundar el catalanismo. Temas enjundiosos, qué duda cabe y, sobre todo, urgentes necesidades deseadas por la mayoría de ciudadanos. Creo que durante este largo fin de semana no se hablaba de otra cosa en las comidas familiares, las cenas en los restaurantes, durante las copas hasta las tantas de la madrugada. Catalunya, un caso ejemplar de conciencia nacional.

Efectivamente, lo que nos hizo Felipe V en 1714 fue una inmensa trastada, desde entonces no somos felices, hay que volver a aquellos viejos tiempos, los habsburgos, los austrias, qué buena gente, leal, trabajadora, eficaz, respetuosa con los catalanes, preocupada por nuestras libertades. Los borbones, en cambio, qué horror, qué desgracia. Sí, claro, a partir de los borbones empezamos a prosperar, se organizó el país, pudimos comerciar con América, comenzó la industrialización... Todo ello es verdad, lo demostró Pierre Vilar en sus cuatro pesadísimos tomos. Pero, al fin y al cabo, todo eso son ventajas meramente materiales, hay que ir a lo espiritual, hay que tener ambición nacional, no basta con el progreso económico.

La idea de ser ya independientes en el año 2014 no puede ser más oportuna. Catalunya habrá pasado 300 años bajo la bota española y así, mediante un número redondo, el 300, lo recordaremos fácilmente en cualquier examen. "¿Cuántos años duró la ocupación española en Catalunya?". "300 años", chupao. Ahora, en cambio, recordar los años que duró la reconquista es francamente complicado: desde el 711 hasta 1492. Hagan la resta. Menos mal que están las calculadoras. Dudo que sin ellas lo pueda resolver un joven que esté cursando el 2.ª de bachillerato con cuatro asignaturas colgadas de primero. Mejor no preguntárselo, es demasiado difícil y no aprobaría, no entraría al año siguiente en la universidad. O sea, que la idea de Carod-Rovira es buena, muy útil.

Floja, en cambio, me parece la idea de refundar el catalanismo, propuesta por Artur Mas. Primero, creo que no es muy original, me parece que, con esas u otras palabras, cada año alguien publica un libro que sostiene algo semejante y acaba repitiendo lo de siempre. O sea, que, total, no sirve de nada. Pero, segundo, ¿por qué refundar el catalanismo? ¿Es que Mas se avergüenza de las ideas de Prat de la Riba, de Cambó, de Macià y de Companys? ¿Es que lo que hemos venido diciendo durante todos estos años está mal fundado? ¿Acaso hemos cometido algún error? ¿Hemos engañado a alguien? Entonces, ¿a qué viene una refundación? ¿Es que Mas se avergüenza de Jordi Pujol, que es quien le puso donde está, si no de qué?

Vicenç Villatoro a "El País":

El catalanismo, a lo largo del siglo, ha perseguido tres cosas al mismo tiempo. La primera es el mantenimiento de unos elementos básicos de la identidad colectiva, sobre todo en el terreno cultural y muy especialmente la lengua. Podríamos decir que el catalanismo persigue como objetivo la persistencia de la nación cultural y que la nación cultural se identifica básicamente con la lengua. Existe el catalanismo para que continúe existiendo la lengua catalana. Ciertamente, hay otros signos distintivos valiosos para el catalanismo, pero ninguno con la fuerza de la lengua. Casi todos los demás son distintos hoy a como eran hace un siglo. Elementos identitarios que parecían esenciales a nuestros abuelos nos resultan hoy prescindibles y viceversa. Pero en cualquier caso podríamos decir que el objetivo principal del catalanismo es preservar la catalanidad. Y la catalanidad no se ha definido nunca en términos religiosos o étnicos, sino culturales y lingüísticos.

El segundo componente de la fórmula es una idea de progreso y de bienestar económico. ¿Por qué se hacen catalanistas los catalanistas de hace un siglo? Para salvar la lengua, por descontado. Pero también para construir un modelo económico de progreso y bienestar, para vivir mejor. Si mantener la lengua significase convertirse en Albania, el catalanismo que hasta hoy hemos conocido no se daría en absoluto por satisfecho. El catalanismo ha ido ligado no a uno, sino a diversos modelos sociales y económicos, pero todos tenían en común una voluntad explícita de crecimiento económico basado en el trabajo y el esfuerzo y de lecturas diversas -y a veces contrapuestas- de una noción de justicia social.

El tercer ingrediente de la fórmula es sin duda el poder político. El catalanismo quiere mantener la lengua y aumentar la riqueza, pero quiere también hacerlo a través del autogobierno. Y no sólo por razones instrumentales: el poder político es condición necesaria para los otros dos objetivos. Pero también es un objetivo en sí mismo. Hasta el punto de que si un régimen centralista garantizase -de una forma que hoy nos resulta inimaginable- el respeto a la identidad cultural catalana y el mantenimiento de un sistema de progreso y bienestar, pero no dejase a los catalanes decidir sobre su propio futuro, el catalanismo tampoco lo consideraría un éxito. De la misma forma que el catalanismo no consideraría satisfactorio conseguir poder político -incluso todo el poder político- si por el camino se perdiese la lengua o la expectativa de progreso.