Una depresión es un largo periodo -diez años o más- caracterizado por un bajo nivel de producción, consumo e inversión, con quiebras masivas de empresas, un elevado nivel de paro, un descenso de los precios, y destrucción de la riqueza de las familias. Y para comprender por qué desembocaremos en ésta situación por primera vez en nuestra Historia, es necesario entender tres hechos esenciales. El primero, que desde un punto de vista estructural, el crecimiento económico de España ha sido básicamente tercermundista, no nos hemos adaptado en absoluto a la globalización, y hemos perdido el 15% de cuota de mercado en el comercio mundial, del 2,06 en 2003 al 1,74 en 2007. Es decir, un crecimiento basado en el consumo interno sostenido por un incremento masivo de la población -el mayor del mundo desarrollado, consecuencia de la inmigración-, y en el turismo. Y todo ello fuertemente apalancado (multiplicado) por el endeudamiento masivo de familias, empresas y entidades financieras, también el mayor mundial, y un déficit exterior de más de un 11% del PIB -producimos un 11% menos de lo que consumimos- y realizado mediante la explotación masiva de mano de obra barata: casi el 50% de la población ocupada es mileurista.
Simultáneamente, el punto de inflexión, no solo inmobiliario sino del modelo en su conjunto, ocurrida en marzo 2007, ha coincidido con la mayor crisis financiera internacional desde la Gran Depresión, y con el peor Gobierno imaginable, un hatajo de analfabetos funcionales, que ha mantenido una inacción suicida durante más de un año, y como acertadamente se ha resumido en éstas mismas páginas “ni sabían entonces por qué crecíamos, ni saben ahora por que nos hundimos”, a lo que se añade una oposición cobarde e incapaz, que no ha tenido el cuajo de plantar cara al Gobierno, y ni siquiera ha presentado una alternativa creíble para enfrentarnos a la crisis.
Y el tercer hecho esencial, es un modelo de Estado con un nivel de ineficiencia, despilfarro y corrupción, único en el mundo. Todo multiplicado por 17, cientos de miles de funcionarios haciendo lo mismo -sobran unos dos millones- inventando y controlando 17 normativas diferentes, 17 sistemas informáticos, 17 de todo, y con un mercado fragmentado en 17 parcelas independientes, un desastre para productividad y la eficiencia, y al frente del tinglado cientos, miles, de consejeros, directores generales y toda una patulea de jefes y jefecillos, con coche -hay mas coches oficiales que en EEUU- secretaria y despacho de lujo, un cortejo de indocumentados nombrados a dedo con carné del partido, y con el mayor nivel de corrupción de la Historia de España. Las CCAA consumen el 60% del gasto público, el triple del neto del Estado, 177.000 millones de euros, un 78% del cual es gasto no productivo, frente a un resto de 60.000 para financiar España. En total, un 18% del PIB, donde la mitad aproximadamente, el 9%, es gasto innecesario. Ningún país del planeta podría soportar ésta barbarie.
(Josep Pla)
Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst
Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.
dissabte, 10 de gener del 2009
El desastre del "model" econòmic espanyol
Roberto Centeno: