La situación actual en la que se pone en duda la solvencia del sistema financiero y de los Estados (En cuanto a sus finanzas), nos va a llevar a ver en el futuro cambios muy radicales respecto a lo que hemos visto en los últimos 60 años. Me refiero a la capacidad de los gobiernos para poder influir en el individuo via presupuestos (gasto público, subvenciones, ayudas, sanidad publica, obra pública,....) Esto se ha acabado. Los Estados ahora intentan arreglar el problema de su endeudamiento reduciendo el gasto público y no creo que vuelva a niveles de antes. Una de las razones que nos está haciendo alargar la crisis y que muchos no se dan cuenta, es la carga fiscal a la que tenemos que hacer frente fruto de un sistema burocrático organizado a golpe de mata, pensando más en los votos que en la necesidad real de tener que realizar cada gasto en cuestión.
¿Qué puede significar para los mercados el que ciertos servicios, transferencias de renta, subvenciones,etc,… no se realicen a partir de ahora? En mi opinión, no significará que todos ellos desaparezcan. Algunos serán realizados por corporaciones privadas, compañías de seguros, otras empresas privadas,.... (Con su coste naturalmente) Otros en cambio desaparecerán por innecesarios (¿Es normal que en Elche por ejemplo haya un centro social y cultural casi en cada barrio? ¿Es normal que una empresa de un determinado sector se lleve 100.000 € a las bravas por presentar dos facturas que seguramente son falsas? (Sin que haya habido una prestación de bienes o servicios)?
Posiblemente algunos de estos gastos que desaparecerán no serán un freno al bienestar, sino significarán todo lo contrario. Creo que eliminar ciertas subvenciones acabará con un falso beneficio de muchas empresas en favor de un necesario esfuerzo de éstas por innovar y obligarse a posicionarse. Es decir, la ausencia de subvenciones obliga a las empresas a tener que mejorar para seguir compitiendo en el mercado. ¿Es esto bueno? Es más que bueno, es deseable.
La reducción de estos gastos superfluos hará que una vez el problema de deuda pública se haya encauzado (No siempre estaremos con los niveles actuales de endeudamiento público) la presión fiscal será bastante menor y por lo tanto la renta disponible de las familias y empresas mayor, las primeras para poder consumir, y las segundas para poder seguir innovando y compitiendo.
Si este modelo empezara a funcionar, exigiría cambios inmediatos en otros ámbitos. El primero de ellos es el de la educación. Las empresas que no innovaban con el viejo modelo, al tener que empezar a hacerlo necesitarán de personal muy formado.
El sistema educativo tendrá que modificarse sí o sí. Veremos qué pasa con la educación pública (colegios, institutos y universidades), ya que tendrán que competir con los centros privados, los cuales tendrán acceso a más financiación que los primeros, ya que ésta probablemente vendrá de agentes directamente interesados en que el centro educativo sea eficiente y que de ellos salgan los mejores profesionales (¿Serán las empresas las que financiarán?). En este sentido creo que la labor del Ministerio de Educación cada vez vendrá a menos en la medida que se ha demostrado (por lo menos en España) que su sistema educativo ha sido un rotundo fracaso.
Ni que decir tiene, que el sistema sanitario se enfrenta a una de las mayores transformaciones de su historia. El copago aparecerá como primera parada de este cambio, posteriormente los hospitales se empezarán a privatizar, y al final cada español tendrá que financiar su seguro sanitario, como se realiza en Estados Unidos. Creo que también traerá injusticias, pero será lo más eficiente.
El desplazamiento del gasto público por parte del gasto privado (Sería como el efecto expulsión o crowding-out pero al revés) no quitará solamente poder en lo ya mencionado (la influencia sobre el individúo via impuestos), sino que afectará también a nuestro sistema financiero. Ya estamos viendo hacia donde se dirige la reforma del sistema financiero que se ha hecho pública hace pocos días. El capital privado va a poder entrar en las cajas de ahorros. Nuestros políticos poco a poco van a ir quitando sus manos de los ahorros de prácticamente la mitad del país, para que estos sean gestionados y prestados de forma más eficiente, y al final veremos como el capital de las cajas es “invadido” por socios privados. Puedo afirmar (y tengo algo de experiencia en el sector bancario), que las entidades financieras privadas son a día de hoy, y cuando el “partido de la crisis” está en su primera parte, las que mayor solvencia tienen a largo plazo respecto a aquellas que han sido gestionadas directa o indirectamente por políticos. ¿Cuántos bancos privados han tenido que acudir a pedir ayuda al Frob? Ninguno. ¿Y Cajas? Casi todas.
Les aseguro que en las entidades bancarias en las que he trabajado (todas ellas privadas) no he visto prestar dinero sin un mínimo de rigor, nunca. En cambio, sí les puedo decir que propuestas de préstamo que me han llegado de mi amigo Javier, que es director de oficina de una caja de ahorros, de supuestas “empresas buenísimas”, eran una auténtica “castaña”. Yo entonces empezaba a entender por qué unas entidades iban a tener problemas y otras no.
Toda esta disminución de lo público en favor de lo privado (menos impuestos y más sector privado, menos educación pública y más privada, menos sanidad gratuita y más seguros privados, menos cajas de ahorros y más bancos) desembocará también en un nuevo panorama político al más puro estilo estilo estadounidense (Republicanos vs Demócratas).
Creo que los partidos que tradicionalmente se han autodenominado de “izquierdas” van a tener que buscar un nuevo cuento con el que cautivar a sus potenciales votantes, ya que todo lo que habían defendido hasta ahora, se va a derrumbar como un castillo de naipes. Asistimos a su funeral ideológico. Ni sanidad gratuita para todos, ni educación pública de calidad, ni impuestos para financiar no se qué gasto social,… Creo que estos partidos evolucionarán hacia una especie de Partido Demócrata, y su diferencia con lo que hoy conocemos como partidos de “derechas” será casi inapreciable.
(Josep Pla)
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dilluns, 19 de juliol del 2010
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