Catalunya se hunde lentamente en un cierto nihilismo político. O al menos eso es lo que sugieren los sondeos que indagan en el alma de un territorio que ha sido tradicional motor económico de España y abanderado de las libertades frente a la dictadura franquista. No es sólo que en los últimos tiempos la identidad de los catalanes experimente una cierta mutación, o que el respaldo a la independencia alcance récords históricos. Ahora, además, el apoyo a la democracia languidece en Catalunya, y aumenta –hasta suponer uno de cada cuatro catalanes– la cifra de ciudadanos que se muestran indiferentes ante el dilema entre democracia y dictadura, como si no apreciasen las visibles diferencias entre uno y otro régimen. Y esa es la imagen que, de forma sostenida, reflejan las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).Serà aquest el "fet diferencial"?
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