Los ecologistas se basan en la sencilla idea de que el mundo es físicamente finito y por tanto la cantidad de los servicios también. Pero con el avance económico y tecnológico la cantidad de servicios que se pueden obtener con la misma cantidad física de recursos aumenta.
Cuando con una determinada cantidad física de recurso aumentamos los servicios que podemos obtener por unidad del mismo en un 100%, es exactamente igual que si dobláramos la cantidad de materia prima disponible con la antigua tecnología. De este modo, con un aumento en la productividad anual del 5%, por ejemplo, y un aumento en el consumo del 3%, se podría aumentar indefinidamente el consumo acrecentando al mismo tiempo la cantidad de servicios atesorados. Rota así la absurda y estrecha idea de la finitud de los recursos, veamos qué ocurriría si las previsiones de los más pesimistas se hicieran temporalmente ciertas y escaseara la cantidad de un material. El petróleo, por ejemplo. Lo primero que veríamos sería un aumento del precio que restringiría su uso a los que son estrictamente más urgentes, no se consumiría hasta desaparecer sin más. Pero es solo la primera de una cadena de reacciones.
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