Pauling contextualitza la situació així:
Para un observador de la evolución de España este clima de enfrentamiento podría nacer de la distinta importancia que se le dio a las víctimas del terrorismo tras el 11M: los 926 muertos por ETA quedaron relegados por los 192 de los atentados islamistas. Pilar Manjón, madre de un joven muerto en los trenes de Madrid, surgió como una mártir como nunca lo habían sido las madres de los asesinados por ETA. Con una diferencia: el hijo de la señora Manjón fue víctima de un atentado masivo en el que cualquiera pudo morir. No iban a por él, sino a por cualquiera. Los asesinados por ETA, en su mayoría, eran objetivos buscados, no accidentales.Revela detalls del que realment va passar:
No había banderas preconstitucionales. No hubo gritos fascistas. Solo reproches como “sinvergüenza”, “hipócrita”, “caradura” y “traidor”. Dice José Bono que recibió un puñetazo en una costilla, pero quien escribe esta crónica-análisis, que estaba muy cerca de él en aquél momento, no percibió nada más que violencia verbal, aunque también un enorme bochorno en el político. (...) Sorprendentemente, quienes increpaban a Bono no hacían lo mismo con Rosa Díez, valiente denunciante de todos los que apoyan a ETA. Solo molestaron al ministro. Ella lo defendía y le decía a los increpantes que lo respetaran, que estaba con las víctimas.Aún más importante, la cadrática vasca Gotzone Mora, también socialista, que circulaba entre los manifestantes, era saludada con gritos de "Valiente", "Heroiza", "Viva Gotzone".I en treu la següent conclusió:
Cuando se polarizan los sentimientos, hoy dan unos, y mañana agredirán los que recibieron antes, y así será perennemente. Y en esta España, en lugar de serenar los ánimos, unos y otros están exaltándolos. Los políticos y muchos medios de comunicación han decidido separar a la ciudadanía en dos bandos: progresistas o reaccionarios. Se trata de que no haya un término medio, un equilibrio, y se está consiguiendo.