Un càncer que es manifesta de manera especialment virulenta en aquells temes que són més políticament sensible, com ara el PP, la negociació amb ETA, el nacionalisme, l’administració Bush, la guerra de l’Iraq, la liberalització econòmica o el canvi climàtic.
La seva última erupció l’hem tinguda aquesta setmana amb el trencament del Perito Moreno, per culpa -no falla!- “del canvi climàtic”. Un grapat de boniques imatges i una explicació fàcil, complaent amb al pensament únic, han servit per obrir informatius de televisió, omplir minuts de ràdio i pàgines de diari. Pocs s’han molestat a saber si l’atribució de la culpa era encertada, contribuint així, una vegada més, a inflar el mite i la desinformació.
La veritat és que el fenomen cíclic del trencament del Perito Moreno no té res a veure amb l’escalfament global, com explica clarament Ricardo Villalba, director del “Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales”:
El creciente aumento de la temperatura del planeta se instaló en el imaginario social como el responsable de esta rotura en invierno, cuando en realidad, explicó el científico local Ricardo Villalba, "esto responde a un proceso dinámico que se repite en el tiempo. Nada tiene que ver el calentamiento global".
El director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), con sede en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Cricyt), recordó que los últimos desprendimientos se han registrado durante el mes de marzo.
Este desarrollo se inicia cuando el glaciar, que se ubica en uno de los brazos del Lago Argentino, se desplaza hasta la punta de la Península de Magallanes y de ese modo cubre las vías de drenaje del agua.
Este corte genera un aumento muy importante del nivel de agua, 20 metros cuadrados, que rápidamente comienza a ejercer una fuerte presión sobre el frente del glaciar. Entonces, se origina la fractura y después termina con el desprendimiento de grandes bloques de hielo.
"En este proceso la clave es la presión que ejerce el agua y no la temperatura de la tierra, no existe ningún estudio científico que indique esta última posibilidad", enfatizó Villalba. Cabe destacar que desde 1917, año a partir del que se comenzó a documentar este fenómeno, esta es la primera vez que se produce un desprendimiento en invierno.
Otra particularidad de este año es que, a diferencia de ocasiones anteriores, el glaciar quedó muy adelante y el canal que se abrió es mucho más pequeño.