Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dimarts, 29 de juny del 2010

Els demòcrates se l'envainen

El nomenament del general Petraeus, artífex de la victòria contra la insurgència a l'Iraq, com a substitut del comandant McChrystal, cap de l'OTAN a l'Afganistan, ha estat per alguns demòcrates com empassar-se un gripau.

El cap de la majoria demòcrata al Senat, Harry Reid, havia arribat a titllar Petraeus de mentider. Segons proclamava Reid el 2007, la guerra de l'Iraq estava perduda i Petraeus no era res més que un llepaculs de Bush.

Recordeu, recordeu...



Ara, el mentider Petraeus és que haurà de treure les castanyes del foc a Obama a l'Afganistan.

Charles Krauthammer:
El presidente Obama obró con plena justificación al destituir al general Stanley McChrystal. La ofensa que motivó tal decisión no alcanzó el rango de insubordinación: McChrystal no es un nuevo MacArthur empeñado en minar la estrategia bélica del Comandante en Jefe, pero sí fue una falta de respeto bastante grave.

Por otro lado, la elección de David Petraeus para sustituir al destituido fue la mejor manera superar el trastorno inherente a cualquier cambio en la cadena de mando, así como de reafirmar la vigencia de la estrategia en curso.

La Administración confía en que Petraeus pueda repetir el milagro que realizara en Irak. Y quien dice la Administración dice los demócratas, que cuando aquél prestó testimonio ante el Congreso, en septiembre de 2007, para dar cuenta de la apuesta por el aumento de tropas le acusaron de reclamar al Legislativo la "suspensión voluntaria de la incredulidad" (la a la sazón senadora Hillary Clinton dixit), o se negaron a votar a favor de la resolución del Senado que condenaba el vergonzoso anuncio "General Betray Us" (el general nos traiciona), publicado en la prensa: entre estos último se contó el propio Barack Obama.

Sin embargo, hay factores de gran relevancia que separan al surge iraquí del afgano. El primero tiene que ver con la alarmante debilidad e ineptitud –por no hablar de la corrupción– del Gobierno de Kabul. Una de las razones de que la ofensiva estadounidense sobre Marja no fragüe es, precisamente, la ausencia de un Gobierno afgano "capaz" de imponer su autoridad en los territorios que limpia el ejército estadounidense. En Irak, el primer ministro Maliki, después de ciertas actitudes contradictorias, demostró poder ser un líder nacional competente que no se dejaba atar por su filiación étnica o religiosa a la hora de atacar el bastión de Muqtada al Sader en Basora, enfrentarse al Ejército del Mahdí en las demás ciudades importantes del sur y llevar la batalla a la propia Sader City bagdadí. En Afganistán, por el contrario, el presidente Karzai anda cortejando públicamente a los talibanes...

Lo peor es que la indecisión no es algo exclusivo de Kabul: también se da en Washington. Cuando el presidente de los Estados Unidos anuncia el aumento de tropas y, a renglón seguido, el día en que comenzará la retirada de las mismas, los afganos, empezando por el presidente y terminando por los más humildes, toman nota.