ENRIC GONZÁLEZ.- El referéndum consagraría, como dice la propaganda del nacionalismo catalán, el «derecho a decidir». Eso me gusta. Me gustaría que el derecho a decidir fuera completo, porque entonces no tendría dudas sobre mi voto (elijo ser canadiense), pero poder optar entre España y Cataluña tiene su interés.
Ignoro aún qué votaría. Dependería de las condiciones objetivas o, para ser más claro, de lo que ofrecieran unos y otros. Ya he dicho que soy catalán y por lo tanto pesetero, interesado, gorrón, insolidario y refractario a la «marca España»; es más, reconozco que cuando se enfrentan las selecciones de España e Italia, voy con Italia. En resumen, un catalán de mierda. Por otra parte, fui educado en la devoción a la defensa de Madrid (hablo de la Guerra Civil, no del Bernabéu), escribo casi siempre en lengua castellana y cuando se enfrentan las selecciones de España y Alemania, voy con España.
Sospecho que, si me dieran la oportunidad, votaría por España. Porque siento que la caspa inagotable de ese país es un poco mía, porque siento que su desgracia es también la mía, porque no me fío de los míos más que de los otros, porque no es elegante abandonar un barco que zozobra (y menos en una lancha de fortuna), porque prefiero seguir quejándome y porque, pudiendo elegir, parece tonto quedarse con lo que uno ya es. Sospecho que me convertiría en español por elección, un español mucho más español que los españoles por casualidad.
Evidentemente, preferiría que ganara la independencia. Sería la forma más cómoda de vivir de una puta vez y para siempre en el extranjero.
FRANCESC DE CARRERAS.- Es posible llegar a un acuerdo en celebrar un referéndum consultivo en Catalunya de acuerdo con el art. 92 de la Constitución. Creo que Rajoy haría bien en coger al vuelo la propuesta de Mas y poner manos a la obra. Son tantos los argumentos para decir no a la independencia que es imposible que una sociedad como la catalana, compuesta en su mayoría por personas razonables, escoja una vía que tanto la va a perjudicar.
Lo que falta es debate y razones. Los medios de comunicación públicos catalanes, y algunos privados, sólo dan voz a una parte, a los partidarios de la independencia. Por algo será, señal que tienen miedo a las razones del contrario. En cuanto se escuchen estas otras razones sucederá lo mismo que en Escocia y antes en Quebec. Para abrir este debate es necesario que los catalanes, todos, se tomen la cuestión en serio: sepan lo que vale un peine. Sólo será así cuando se vean abocados a votar en las urnas. Son muchos los que deseamos votar no a la independencia, pero queremos votar. Rajoy es prudente pero escasamente audaz. Estamos en la hora de la audacia, no sólo de la prudencia.
I n'hi ha que comencen a veure la llum quan ja no tenen càrrecs. L'exconseller socialista Joaquim Nadal, ha assegurat que "no sóc un traïdor", després de les crítiques rebudes perquè liderarà el pacte de Girona pel dret a decidir. (...) I és que li han dit que amb aquest tipus de "gestos" té opcions de "rehabilitar-se políticament un cop siguem un Estat".