Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dissabte, 11 de febrer del 2006

El maragallismo es el mateix que el pujolisme però sense sentit comú

Un bon article de Francesc de Carreras a "La Vanguardia":
Pero con el acceso de Jordi Pujol a la presidencia de la Generalitat se vio claro que sería imposible: un nacionalista de la vieja escuela no podía reconvertir sus ideas a los tiempos presentes. Los antiguos dogmas del catalanismo no sólo siguieron vigentes sino que se acentuaron los aspectos más fundamentalistas. A una sociedad plenamente bilingüe se le quiso imponer el monolingüismo oficial, a una cultura plural y abierta se la quiso amoldar con un noucentisme de otros tiempos, a unos ciudadanos que, mayoritariamente, se sienten tan catalanes como españoles, se les quiso imponer una identidad única; el horizonte político no se situó en servirse de la autonomía sino en ofrecerles como meta una difusa soberanía. El actual Gobierno tripartito no ha sido alternativa sino continuidad. La situación, además de quedar bloqueada, ha empeorado: igual que Pujol pero sin la habilidad ni la prudencia de éste. El maragallismo es lo mismo que el pujolismo pero sin sentido común. ¿Cuánto han costado al erario público, en estos años de autonomía, las políticas que tienen como único objetivo reforzar la llamada identidad catalana, una falsa identidad prefabricada con materiales de hace cien años que no se corresponden con los que necesita la sociedad catalana de hoy? La autonomía tiene sus ventajas, también sus inconvenientes. La cercanía del poder hace posible una sociedad más estrechamente controlada. En la Barcelona del franquismo el poder estaba lejos y hablar mal, en privado, de Franco y los suyos, era algo cotidiano y habitual. ¿Cuántos chistes se contaban contra Franco? Contra Pujol, desde luego, ninguno. Hay miedo a decir lo que se piensa, incluso entre amigos, en el trabajo, en familia. Maragall y ERC, como era de prever, han ocupado el poder como elefantes entrando en una cacharrería. El desastre es evidente y nadie sensato lo niega. Pero ha tenido una ventaja: está mostrando el catalanismo al desnudo. Efectivamente, el rey va desnudo, pero sólo los niños de mirada limpia lo ven así. Hay varios millones de niños de mirada limpia en Catalunya: pero todos asustados, sin decir lo que piensan, con miedo a salir del armario. El viejo catalanismo, basado en dogmas creados para estructurar la Catalunya de hace cien años, no sirve para la Catalunya de hoy. Sin duda, debe crearse uno nuevo, pero la clase política - a derecha e izquierda- de estos últimos treinta años ni siquiera lo ha imaginado. La tarea debería corresponder, pues, a la
sociedad civil que, por ahora, no se atreve. Mientras, andamos a tientas, hundiéndonos en falsos fundamentos hacia la decadencia.