Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

dijous, 20 de desembre del 2007

El desengany català

Gabriel Tortella:
En Cataluña se lleva años pidiendo la publicación de las famosas "balanzas fiscales", que demostrarían que Madrid explotaba a Cataluña. Ya el concepto de "balanza fiscal" es dudoso; pero cuando una entidad seria como el Servicio de Estudios de BBVA publica unas balanzas confeccionadas por un grupo de economistas de prestigio y se demuestra que Madrid es la comunidad más "explotada", los nacionalistas siguen impertérritos; una de dos, dicen: o seguimos pagando demasiado o, si no pagamos demasiado, es gracias a los nacionalistas.

En otras palabras, cualquier causa y su contraria tienen idéntico efecto: si nos explotan, necesitamos nacionalismo; y si no, también. El caso es parecido al del alcohólico que achacaba sus males a la soda.

Por increíble que parezca, tal cúmulo de disparates es aceptado por mucha gente. Pero, según el aforismo que se atribuye a Lincoln, "no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo". Hay muchos catalanes desengañados de tanta falacia nacionalista y tres libros recientes lo demuestran. Uno de ellos, quizá el que más eco haya tenido, es el de Albert Boadella, Adiós, Cataluña, cuyo título ya dice mucho, además de que está en castellano; los otros dos están en catalán: Diari d'una escèptica, de Teresa Giménez Barbat, y Filologia catalana, de Xavier Pericay.

Los tres tienen mucho en común, entre otras cosas que sus autores son fundadores del partido Ciutadans y ya no militan en él; son además autobiográficos, están escritos en primera persona, y son crónicas del desengaño, aunque no de la desesperación. Además, los tres están llenos de humor, la némesis del nacionalismo.