Adéu a Nihil Obstat | Hola a The Catalan Analyst

Després de 13 anys d'escriure en aquest bloc pràcticament sense interrumpció, avui el dono per clausurat. Això no vol dir que m'hagi jubilat de la xarxa, sinó que he passat el relleu a un altra bloc que segueix la mateixa línia del Nihil Obstat. Es tracta del bloc The Catalan Analyst i del compte de Twitter del mateix nom: @CatalanAnalyst Us recomano que els seguiu.

Moltes gràcies a tots per haver-me seguit amb tanta fidelitat durant tots aquests anys.

diumenge, 24 de juliol del 2011

El triomf de la bèstia

Carlos Sánchez
Es curioso que quienes critican con mayor dureza el comportamiento ‘especulativo’ de los mercados sean, precisamente, quienes los alimentan con las proteínas que proporciona el endeudamiento público.

Figuras como Krugman son, en este sentido, patéticas. Y no digamos algunos de sus malos imitadores en España. En los últimos años, el premio Nobel no se ha cansado de atacar a los mercados por su carácter arrogante y especulativo, pero al mismo tiempo exige mayor gasto público para afrontar la caída de la demanda y de la actividad económica, lo cual ha acabado por crear un monstruo que ahora devora las economías de los países periféricos. Los mercados son, y como diría Herman Melville, el fantasma de horrible mugido que se sitúa entre el gruñido del Leviatán y el eructo del Vesubio.

Dominan, como todo el mundo sabe, la escena política. Hasta el punto de que el acuerdo del Eurogrupo sobre la restructuración de la deuda griega no es más que un puntapié a los fundamentos democráticos de la propia Unión Europea. Grecia es hoy un país intervenido (una figura que no aparece en ninguno de los textos fundamentales de la UE) por un Gobierno no democrático que no se presenta a las elecciones. Y lo mismo sucede con Portugal, Irlanda e incluso España, cuya capacidad de maniobra en política económica es irrelevante.

Lo chocante del caso, sin embargo, es que la medicina que le han suministrado a Grecia los países acreedores es, precisamente, la misma que ha llevado al país a la ruina. El Consejo Europeo ha probado nuevas ayudas equivalentes a 109.000 millones de euros. Sin embargo, si Grecia no está en condiciones de devolver los 328.588 millones de euros que hoy debe a sus acreedores (sin contar el endeudamiento privado), no parece razonable pensar que añadiendo otros cien mil millones a la cuenta se pueda resolver el problema.

Estamos, por lo tanto, ante un sinsentido que conduce inexorablemente a un neocolonialismo económico. Y que si nada lo remedia, acabará siendo político. Precisamente, y aquí está la contradicción, por culpa de quienes creen que aumentando el endeudamiento público se solucionarán los problemas. El problema no son los mercados, sino los gobiernos y el propio banco central europeo que han alimentado a la bestia con dinero barato y en cantidad suficiente para hacer temblar los cimientos del euro.